El cazador de asesinos. . .

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Al grito de “ya nos tienen hasta la madre”, aquel hombre sacó su pistola y le disparó a cuatro personas que acababan de asaltar un autobús, les quitó lo robado y lo regresó a sus respectivos dueños, sucedió en el Estado de México y las redes sociales lo hicieron héroe.

Ese “héroe” hoy es el más buscado por la justicia de aquella Entidad y puede enfrentar una condena de 240 años de prisión según las autoridades, su delito fue defenderse, hacer justicia en propia mano, realizar lo que se niegan a hacer las autoridades, contener a la delincuencia.

El ejemplo se ha replicado, según las autoridades van por lo menos nueve delincuentes asesinados por presuntos vengadores anónimos, por personas que se han hartado de la impunidad, de perder todo el fruto de su trabajo en unos cuantos segundos y hasta de sufrir enfermedades provocadas por los sustos, por el miedo de andar en la calle, el terror de salir a laborar.

En Victoria, el lunes pasado, un grupo de trabajadores y clientes de una refaccionaria detuvieron a un ladrón, se trataba de un policía que en sus ratos libres se dedicaba a delinquir, el caso es que el delincuente en su afán por robar le asestó un par de balazos al hijo del dueño del negocio y lo mató, la historia no fue alegre.

De inmediato, con el asunto del empresario asesinado y los vengadores anónimos, comenzaron a circular por las redes sociales comentarios en el sentido de que no se estaría contando una tragedia si se permitiera la portación de armas, tenerlas en un negocio para defender el patrimonio, se dijo una sarta de propuestas que la realidad es que no pasan de ser buenos deseos ya que no se ve, por ningún lado, que pudieran resultar efectivas.

Mire, en Estados Unidos la portación de armas es legal en muchas partes, en casi todos los negocios se cuenta con las mismas y no, no se frenan los asaltos, al contrario, resultan más violentos, con más muertes, con más inocentes caídos.

En México existirían otros riesgos más, asesinatos por problemas de tráfico, por pleitos de niños en las escuelas, balaceras en desacuerdos de vecinos que de pronto se tornan muy intensos, tampoco faltaría el loquito que buscará fama matando a niños en instituciones educativas o gente en las iglesias, exacto, como en Estados Unidos.

Acertó, la solución se convertiría en un problema más grave por lo tanto no necesitamos de pistolas, lo que requerimos es obligar al Estado mexicano a cumplir su función para que no haya necesidad de que aparezcan los héroes anónimos que en realidad son personajes que ponen en riesgo su vida, la de más víctimas o, como daño menor, su libertad.

En el Estado de México, allá dónde un vengador anónimo mató a cuatro asaltantes, la respuesta de la autoridad fue empezar una cacería contra él y amenazarlo con 240 años de prisión, ni siquiera le dan la atenuante de que ellos, los del gobierno, han fallado en su trabajo, no han dado paz ni tranquilidad a los ciudadanos, al contrario, han promovido o dejado en la impunidad este tipo de delitos lo que causó hartazgo y ya se está viendo la reacción del pueblo.

En Tamaulipas la autoridad fue puntual e hizo una mejor oferta a la sociedad en general, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública dijo que tratarán de evitar al máximo esa clase de problemas y solicitó dos años para, en ese tiempo, hacerle sentir a la gente que habita en un Estado seguro, donde pueda vivir y trabajar en paz, con delitos de alto impacto, como secuestros o extorsiones, reducidos casi a cero, con la libertad de viajar a cualquier rincón del Estado sin mayores riesgos.

Sobre el policía, la autoridad emitió un boletín donde se compromete a revisar la institución en su conjunto, someter a todo el personal a mayor vigilancia y mejores  instrumentos de control y confianza, a ser más eficaces en descubrir a tiempo cualquier discordancia en la forma de vivir de todos los policías con lo que obtienen de sueldos.

Hay que decir que la autoridad merece el beneficio de la duda, ya que ningún policía en funciones fue creado, capacitado o supervisado por personal de esta administración que todavía es muy joven, incluido el hoy asesino, son policías cuya responsabilidad son las autoridades del sexenio pasado.

Más aún, ante el hecho ofrecieron acelerar todos los trabajos para darle más confianza a las instituciones de seguridad.

Por lo pronto es muy lamentable la muerte de un joven empresario, no deberían suceder ese tipo de cosas.

El hecho también nos lleva a la reflexión de que no serviría de mucho tener un cazador de asesinos ni vengadores anónimos, que lo que debemos hacer es seleccionar bien a nuestras autoridades y trabajar con ellos todo el tiempo para que se tenga un mayor éxito en los gobiernos y en conseguir rápido el bien común, hoy tenemos esa oportunidad y debemos aprovecharla.

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