Lleva el arte circense a las calles de Victoria

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José Daniel desafía los cruceros y los estereotipos de la sociedad, montado en su monociclo en donde aprovecha las luz roja del semáforo para ofrecer su actuación

Por Jacqueline Cárdenas
Definitivamente ya no hay límites en la creación de nuevas disciplinas extremas. Antes reservados sólo para payasos de circo y malabaristas talentosos, los monociclos se han convertido en el nuevo objeto de culto para los amantes de las prácticas urbanas.
José Daniel Olvera de 25 años domina el monociclo, así como los mazos para hacer malabares, el arte circense se ha convertido en su gran pasión, aunque expresa que ser malabarista no es cosa fácil, ya que algunas personas lo asocian con la vagancia y los vicios. Así que todos los días, Daniel sale a desafiar los cruceros de Victoria y los estereotipos de la sociedad.
José Daniel cuenta que siempre le han llamado la atención los deportes extremos, incluso cuenta que antes de ser malabarista era «Skater» y se reunía con otros jóvenes para patinar en algunos espacios públicos de la ciudad. Estudiaba la carrera de Sociología en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, la cual tuvo que dejar por problemas económicos.
Al dejar la universidad, Daniel decidió probar su suerte en la CDMX, en las calles de esa ciudad conoció otros jóvenes con los que aprendió diversas técnicas de malabarismo.
“Estuve un tiempo viviendo en la Ciudad de México y conocí un  chavo allá que manejaba un monociclo grande y me llamó mucho la atención y otro chavo que vendía periódico me enseñó a hacer malabares.  Yo empecé a malabarear con unas cadenas y ese chavo me enseñó hacer malabares con pelotas y adquirí en Chiapas este monociclo, luego me regresé a Victoria y conocí aquí a un chavo que venía de Reynosa haciendo malabares con un balón y me enseñó el truco y ese es el número especial que vengo a presentar, malabares con el balón montado en el monociclo”.
Comentó que el arte circense es lo que le apasiona, pero también depende económicamente de lo que la gente le da por sus presentaciones, por lo que pasa la mayor parte de la tarde trabajando en diversos cruceros de la ciudad.
Detalló que esta temporada es cuando está más flojo el trabajo, porque hay poca gente en la ciudad por las vacaciones. Otro problema al que se enfrenta es a la discriminación de algunas personas que ven este trabajo como vagancia o lo ven a él como una persona viciosa, sin embargo él dice no tiene vicios, todo su trabajo es para el bienestar de él y su mamá.

SABÍAS QUÉ…

Antes de ser malabarista era «Skater» y se reunía con otros jóvenes para patinar en algunos espacios públicos de la ciudad, además de que estudiaba la carrera de Sociología en la UAT, la cual tuvo que dejar por problemas económicos.

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