Nápoles preserva antiguos ritos dedicados a los difuntos

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Por Mario Osorio Beristain. Enviado Nápoles, 2 Nov (Notimex).- Aun cuando la fiesta del Halloween se extiende cada vez más, algunos ritos antiguos del Día de Muertos sobreviven en la ciudad italiana de Nápoles, fundada en el siglo VII antes de Cristo. Durante su larga historia, esta ciudad estuvo bajo el dominio de griegos, romanos, normandos y españoles que dejaron huella en sus tradiciones. Algunas de estas tradiciones han sido rescatadas por asociaciones culturales, gracias a las cuales en ocasión del Día de Todos los Santos y de los Santos Difuntos se abren al público la Iglesia de Santa María del Purgatorio ad Arco y el cementerio de Fontanelle. Ambos inmuebles fueron edificados en el siglo XVII como lugar para la sepultura de las personas menos pudientes. Los dos lugares, llenos de miles de cráneos y huesos, se identificaron desde entonces y hasta el siglo XX con el culto de las “anime pezzentelle” (almas pordioseras). Construida en 1616, la Iglesia de Santa María del Purgatorio ad Arco tiene en su fachada motivos funerarios, como cráneos y tibias cruzados en bronce y otros motivos iconográficos vinculados con la devoción popular a los difuntos. Pero es el cementerio de Fontanelle, en el antiguo barrio Sanitá, el que mejor representa la relación de los napolitanos con el más allá. En memoria de los muertos y a menudo también para obtener su benevolencia, la tradición impone que se preparan mesas con alimentos y bebidas para aliviar el largo y fatigoso viaje de las “almas”. Llamado “delle Fontanelle” (de las fuentecillas) por la presencia en tiempos remotos de fuentes de agua, el cementerio tiene unos 40 mil restos de personas, en su mayoría víctimas de la epidemia de peste de 1656 y del cólera de 1836. Alineados en largas filas, los cráneos y huesos son iluminados por la luz de miles de velas y están bien ordenados por tipo y en precisas formas geométricas. Algunos se encuentran dentro de cajas de madera o de mármol. Según la arqueóloga Samantha Lombardi, el camposanto fue excavado durante la epidemia de 1656 en la roca de toba volcánica de la colina de Materdei, que se extiende en un área de unos 3 mil metros cuadrados. Las muchas cavidades, de gran tamaño que forman el cementerio, fueron usadas como osario urbano, aunque la peste, que dejó unos 300 mil muertos, hizo que muchos fueran enterrados en la calle, en fosas que incluían lápidas con la frase “Tempore Pestis 1656-Non Aperitur”. Circunstancias parecidas se repitieron con la epidemia de cólera de 1836, que llenó nuevamente las cavidades del cementerio, en el que también fueron colocados los restos mortales de todos los osarios de parroquias y confraternidades de Nápoles. El panteón estuvo abandonado hasta 1872, cuando el párroco de la iglesia Materdei, Gaetano Barbati impuso la ordenación de los restos mortales a varias mujeres, que con la ayuda de voluntarios hicieron el pesado trabajo y dieron al lugar su actual imagen escenográfica. A finales del siglo XIX los cráneos comenzaron a ser objeto de cultos semipaganos, con la tradición de adoptar algunos restos por parte de las familias. Hoy en día el ambiente que atrae más la atención de los visitantes es una capilla-osario, llena de tibias y fémures, que cuenta al centro con un Cristo. Hay también varias cajas de mármol realizadas por los fieles para colocar cráneos considerados «milagrosos». Según Lombardi, durante la Segunda Guerra Mundial, que causó muerte, hambre y miseria en Nápoles, se fortaleció el culto a los cráneos del cementerio, a los que las familias invocaban piedad ante las trágicas consecuencias del conflicto. Fue hasta 1969 que el entonces arzobispo de Nápoles, cardenal Corrado Ursi, impuso el veto a los ritos semipaganos y prohibió la entrada al lugar. Pese a ello varias leyendas señalan que el camposanto era lugar en el que la cúpula de la Camorra, la mafia napolitana, se reunía para la iniciación de jóvenes camorristas, que ahí pronunciaban su juramento. Abandonado por muchos años, el sitio fue reabierto al público en 2010 y es visitado especialmente durante la Fiesta por el día de Muertos.