Por Mario A. Díaz
– Latente la inconformidad ciudadana
– Planicie y falta de bombeo son las causas
– Fenómenos atípicos, veneno para la autoridad
A PESAR de los días transcurridos, todavía es tema de comentarios los daños e inundaciones provocados por la tromba que azotó la región la mañana del pasado viernes.
La naturaleza descargó poco más de siete pulgadas de agua en tan solo un par de horas, con los resultados ya de sobra conocidos a través de los medios de comunicación y las redes sociales.
Al margen de los trastornos ocasionados por el acumulamiento de agua que, incluso, alcanzó lugares y hogares que usualmente no se inundaban, el fenómeno meteorológico también generó efectos colaterales asociados con posturas partidistas.
Independientemente de las respetables opiniones manifestadas a través de las redes sociales, lo cierto es que tanta agua en tan poco tiempo, lógicamente, genera una contingencia como la de la semana pasada, sin que la autoridad local en turno, sea cual fuere el partido de extracción, esté en condiciones de resolver en poco tiempo.
Tienen razón las opiniones que señalan la falta de mantenimiento preventivo de canales, redes de drenaje, alcantarillas y sistemas de bombeo, para un rápido desalojo del agua en las zonas bajas y no tan bajas. También, quienes consideran que las bombas de la Comisión Nacional del Agua almacenadas en ciudad Reynosa deben trasladarse antes de que se presenten torrenciales lluvias y no durante o después del paso del meteoro.
Sin embargo, es justo y objetivo subrayar que durante años esta ciudad fronteriza enfrenta problemas de inundación como consecuencia de las condiciones topográficas y, además, por la irresponsabilidad de fraccionadores, quienes, con complicidad oficial, han construido unidades habitacionales en resacas o esteros naturales. No hay que olvidar que esta región noreste tamaulipeca era conocida como “San Juan de los Esteros”.
En consecuencia, la planicie donde se ubica Matamoros, más la falta de un sistema de bombeo de aguas pluviales al no operar uno que se rija por gravedad y, por qué no, la probable falta de mantenimiento al equipo actual son los factores que colapsan la vida cotidiana cuando se presentan ese tipo de lluvias abundantes.
Pero no tan solo eso.
Desafortunadamente, la falta de cultura ciudadana respecto al manejo de la basura y desechos domésticos también aporta su granito de arena en eso de las inundaciones. Los malos hábitos y costumbres de irresponsables ciudadanos tampoco podrán cambiar de la noche a la mañana, con todo y la imposición de sanciones administrativas. La solución tendría su origen en acciones culturales.
Es entendible que el malestar de los matamorenses afectados en sus hogares por las inundaciones, o bien, voces discordantes por motivos políticos responsabilicen del caos a la autoridad municipal. Es probable que sus posturas tengan el soporte adecuado en sus argumentos.
No obstante, una opinión que trata de ser lo más objetiva posible sugiere que, al margen de responsabilidades, no hay que pasar por alto el verdadero origen de las inundaciones en este puerto fronterizo.
Asimismo, los cambios climáticos provocados por el calentamiento global son causas de fenómenos meteorológicos atípicos, como los que hoy en día se presentan en distintas latitudes del globo terráqueo.
Aunque, claro, ante tales condiciones, a la autoridad municipal en turno no le queda más salida que la labor de prevención.
Y hasta la próxima.
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