‘Don Lencho’, un molino centenerio

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En este negocio, ubicado en el Dos Ceros Morelos, se muele casi una tonelada de nixtamal, cada año.

Este 7 diciembre el molino de nixtamal que es propiedad de la familia Torres Ibarra, cumplió 95 años de funcionamiento ininterrumpido y 53 años de haber llegado al negocio de Don Lencho, para vencer infinidad de dificultades y darles el estudio a sus 12 hijos.

En esta temporada la actividad de este molino se incrementa por las fiestas decembrinas, año con año se muele casi una tonelada de nixtamal, la mayor parte para la elaboración de tamales, comenta el profesor Lorenzo Torres Ibarra, hijo de don Lencho y actual encargado del molino.

En el negocio trabajan con un molino de nixtamal que data del año de 1920, el cual funciona a la perfección con todas sus piezas originales, también cuentan con un motor que es de los años 60’s y está cumpliendo más de 50 años de antigüedad.

HISTORIA

La historia del negocio del señor Lorenzo Torres (don Lencho), comienza en el año de 1962, cuando entre él y su esposa Felipa Ibarra Espiricueta adquieren un pequeño molino de nixtamal para iniciar operaciones el 1 de julio de ese mismo año en el doble ceros Matamoros, cuenta el profesor Lorenzo Torres Ibarra hijo de don Lencho y actual encargado del molino.

“El molino al principio estaba en un local de madera, ahí mi papá y mi mamá molían el nixtamal a la gente de la colonia y de otros lugares, porque antes en los hogares se cocía el puro nixtamal para hacer tortillas y gorditas. En 1967 el negocio se traslada al 7 ceros Morelos y Matamoros para quedar más cerca de donde se cortaba el henequén, porque en ese tiempo se vino mucha gente de los ejidos a trabajar en el corte de henequén y las mujeres acostumbraban a echar lonche desde muy temprano a los trabajadores, después fue cambiado al 2 ceros Morelos, donde actualmente se encuentra”.

Mediante este noble oficio don Lencho y su esposa Felipa dieron el sustento a sus 12 hijos y gracias a su esfuerzo todos sus descendientes lograron culminar sus estudios profesionales, afirmó orgulloso Torres Ibarra.

“Al fallecer mi padre, adquirimos el viejo molino de nixtamal, que pertenecía a una tía, hermana de mi papá, quien tenía otro molino en el 11 Guerrero, el cual cerró. Entonces nosotros nos quedamos con esta máquina que era un poco más grande que la original y de verdad que nos ha durado muchos años trabajando al cien”.

La nixtamalización es el proceso mediante el cual se realiza la cocción del maíz con agua y cal, el cual es utilizado principalmente para la elaboración del nixtamal que, después de molerse da origen a la masa, que a su vez servirá para la elaboración de tortillas, tamales, etc.

La palabra nixtamal proviene del náhuatl nextli («cenizas de cal») y tamalli (masa de maíz cocido.

Desde entonces el negocio abre desde las 5:00 horas y cierra a las  12:30 del mediodía, pero es el 23 de diciembre el único día en que el molino cierra hasta las 20:00 por la afluencia de clientes que llegan a moler la masa para los tamales del 24 de diciembre.

“Antes aquí acostumbrábamos a no trabajar un día, que era el 25 de diciembre, pero ahora cerramos dos días 25 y el día primero. Aquí vienen dos tipos de clientes, los que vienen a moler el nixtamal (3 pesos por kilo) y los que vienen a comprar la masa ya molida (10 pesos el kilo), la máquina tiene para moler masa para tortilla y para moler masa para tamales, que sale más quebradita”, apuntó.

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