Investigación: explican mitos con la ciencia

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La Geomitología, una ciencia que investiga eventos geológicos reales que subyacen en los mitos o leyendas, se busca que sean redescubiertos e incluso fechados.

Agencias.

CIUDAD DE MÉXICO. Para algunos investigadores la historia de la Atlántida es una leyenda y han comenzado a interesarse en historias similares que se cuentan en todo el mundo y que pueden revelar historias sobre volcanes, terremotos e inundaciones catastróficas en tierras sumergidas bajo el mar.

Desde hace mucho tiempo geólogos e investigadores han estudiado el tema y formulado teorías sobre la ubicación de la Atlántida, pero  muchos de los científicos piensan que nunca sabremos cuál era su ubicación real.

Como aseguró a la cadena BBC Patrick Nunn, geólogo de la Universidad Sunshine Coast en Queensland, Australia, “no cabe duda de que la historia de la
Atlántida es un mito”.

A pesar del escepticismo de Nunn sobre ese reino nefasto, él mismo pertenece al creciente grupo de geólogos que ha comenzado a interesarse en mitos similares, y cree que algunos de ellos pueden aportar algo de luz sobre eventos geológicos antiguos.

En 1966, la científica Dorothy Vitaliano acuñó un nombre para la disciplina: geomitología, una  ciencia que “investiga para encontrar eventos geológicos reales que subyacen en los mitos o leyendas que les dieron origen”, señaló Nunn.

Esos investigadores parten de la idea de que los mitos están basados en eventos reales y que “proporcionan una ventana a través de la cual esos eventos pueden ser redescubiertos, rescatados e incluso fechados”, afirmó Bruce Masse, arqueólogo medioambiental y coeditor de un libro sobre el tema.

La investigación detallada de algunos esos “geomitos” ha revelado información valiosa; por ejemplo, la fecha de una reciente erupción del volcán Nabukelevu, en Fiji, destacó la BBC.

Cuando Nunn escuchó la historia de otra isla perdida, Teonimanu, en las islas Salomón del Pacífico Sur, se sintió intrigado de inmediato.

La leyenda habla sobre Roraimenu, cuya esposa Sauwete’au se fue a vivir con otro hombre a la isla de Teonimanu. Un enfurecido Roraimenu decidió vengarse con una maldición de olas. Viajó a la isla de Teonimanu, con cuatro olas conectadas a la parte delantera de su canoa y cuatro a la parte trasera.

Una vez en tierra firme, plantó dos plantas de taro, guardó otra de ellas y se fue rápidamente de retiro a su propia isla.

La maldición establecía que cuando las hojas brotaran en la planta, el ataque comenzaría.

Cuando llegó el día, Roraimenu observó desde la cima de una montaña cómo las ocho olas irrumpían en Teonimanu, hasta que se hundió para no ser vista jamás.

Nunn interpreta la historia de las olas como una descripción de una cadena de tsunamis. “Pero, por supuesto, las olas no pueden hacer que las islas desaparezcan, particularmente islas que son firmes y volcánicas”, explica Nunn.

De hecho, fue un maremoto lo que los geólogos creen que arrasó con la isla, la cual habría estado al borde del precipicio, en la pendiente submarina.

La geomitología se enfoca en estudiar mitos como ése y darle una explicación científica.

 

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