Tras un viaje de once horas, el avión que transportó al papa Francisco a Roma, aterrizó a las 7:56, tiempo de México.
Agencias.
ROMA, Italia. El avión que transportó al papa Francisco desde México, tras una gira pastoral de seis días, aterrizó en el aeropuerto Di Ciampino, de Roma, con lo que concluye estrictamente la visita del Sumo Pontífice a dos naciones, Cuba y México.
La aeronave Boeing 787 Dreamliner de Aeroméxico, denominada Misionero de Paz, llevó al Papa Francisco desde Ciudad Juárez, Chihuahua, hasta Roma, en un vuelo de 11 horas 30 minutos, una distancia de 10 mil 756 kilómetros (5808 millas náuticas), a una altitud de 39 mil pies de altura.
Este avión por primera vez transportó a un Pontífice, para quien el Vaticano no solicitó ningún tipo de adecuación para fines de comodidad o seguridad; sólo se adaptó un equipo de sonido auxiliar en la zona de pasajeros para que el papa pudiera dar su acostumbrada conferencia de prensa, una vez que el avión estuviese en crucero.
En tanto, la vajilla y los textiles de los vuelos papales fueron aprobados por El Vaticano, mientras que los alimentos constan de una comida caliente que inició con unas rosetas de jamón de pavo con aceitunas, jitomate cherry y queso crema, pan tostado, salmón a la parrilla con espagueti de verduras o pasta fusilli con salsa de jitomate, espárragos y queso grana padano, y queneles de carne short rib con mix de verduras escalfadas (pimientos, cebolla caramelizada y berenjena) y mantequilla.
De postre se sirvieron alfajor, mousse de guayaba, panqué de naranja, y para los entretiempos hubo canasta de pan salado, sandwiches, pan dulce, fruta, yerba mate, té Earl Grey, y agua sin sodio.
Antes de aterrizar en Roma, el Pontífice degustó fruta (melón chino y valenciano), omelette relleno de pechuga de pavo decorado con cebollín acompañado de frijoles refritos con queso y salsa tatemada, además de pan dulce y salado, mermelada, mantequilla, y jugos de naranja y manzana.
Los capitanes Hugo Tamborrell y Enrique Galeano, con 21 mil y 18 mil 800 horas de vuelo, respectivamente, estuvieron al frente de la tripulación del Boeing 787 de Aeroméxico, así como los primeros oficiales Eduardo Torres y Carlos Salicrup y 12 sobrecargos, quienes atendieron al pontífice, a su comitiva y a los periodistas que lo acompañaron.