Cuando veo maestros en protesta porque no quieren evaluarse invariablemente viene a la mente una escena de niños de primaria con el salón de clases clausurado, mesabancos incendiándose y todos gritando que no quieren presentar sus exámenes bimestrales.
Parece escena de terror pero pronto ocurrirá si el gobierno sigue dando el ejemplo de que actúa de acuerdo a la presión de cada grupo, a los problemas que les puede traer cada organización sindical o liderazgo balín que se topen por todo lo largo y ancho del país.
Soy un fiel creyente de la evaluación continua, del diagnostico real de las cosas, de saber cómo estamos para dar pasos seguros a un futuro mejor y de esa forma evitarnos estar inventándonos cada sexenio o cada que se nombre un nuevo Secretario de Educación Pública en los Estados o el país.
Obvio que aplaudo la reforma educativa y la considero la más importante de todas las realizadas por el gobierno y los Congresos que ha tenido Enrique Peña Nieto.
Cierto, no han hecho las cosas de forma correcta, tal vez no es adecuado evaluar de la misma forma a todos los maestros, quizá a nadie nos han explicado con manzanitas el objetivo real de la evaluación educativa, es más, tengo ciertas dudas de que los maestros mejor calificados sean de los mejores del mundo o tengan calidad mundial, sí, tampoco tengo la certeza de que el 51 por ciento de los que resultaron con calificación insuficiente o apenas suficiente sean de lo peorcito.
De los Secretarios de Educación de Enrique Peña Nieto quizá Aurelio Nuño Mayer sea más entrón o menos perverso que Emilio Chuayffette pero ambos pusieron su granito de arena para que se vaya cumpliendo la reforma y hay que reconocerles el trabajo.
Si, otra vez tiene razón, quizá la reforma al principio intentó ser una trampa a Elba Esther Gordillo o para retomar el poder, el control del sistema educativo que estaba en manos del SNTE y de la CNTE.
Igual la reforma pudo ser diseñada para deshacer los negocios que hacen los sindicatos de maestros que lo mismo tenían que ver con la venta de plazas que con permisos para faltar, más aún, tenga la certeza de que no era para acabar con vicios sino para agarrar la administración de los mismos o, por lo menos, la construyeron para recobrar la operatividad política que por años y años tuvieron estos organismos a favor del Partido Revolucionario Institucional.
Pero igual hay que ver lo bueno, la reforma plasmó en la ley la obligatoriedad de evaluar al sistema y a los maestros, de estar en un constante diagnostico de los mismos.
Lo mejor de todo es que ya no podíamos seguir al ritmo que nos llevaban, en un país que resultaba ser el peor evaluado con estándares internacionales, que apenas superaba a Haití y a algunos países africanos donde la principal preocupación es comer, donde cada quien hacía lo que le daba la gana, donde los sindicatos tenían el control de la Secretaria de Educación convirtiéndose en juez y parte, en patrón y empleado lo que siempre aprovecharon para saquear el erario dedicado a este rubro, para jubilar a sus próceres con sueldos de hasta 100 mil pesos o más y para hacer que sus liderazgos obtengan en salarios y compensaciones más de medio millón de pesos mensuales.
La mesa está servida para seguir mejorando, de la sociedad depende que el sistema educativo se corrija o se vaya a la basura todo, este gobierno solo dejará las bases para que así sea pero nosotros, la sociedad, tenemos la obligación de auditar para que las cosas se hagan correctamente.
Quizá tenga que venir un proceso para evaluar los instrumentos aplicados a los mentores en sus evaluaciones, tal vez habría que buscar primero a las escuelas y los grupos de alumnos que han tenido mejores y peores resultados y conocer sus experiencias para plasmarlas con el objetivo de tomar lo bueno o evitar lo otro.
A lo mejor es tiempo de mandar maestros a países muy avanzados para que vayan conociendo como se opera el sistema en los mismos, sí, es probable que el primer paso hubiera sido mejorar las escuelas y los entornos de las mismas, pero no podemos frenarnos, antes tenemos que intentar que esta primera evaluación nos ayude a avanzar.
Una cosa debemos tener segura, solo la escuela, una educación de calidad, nos sacará de la pobreza, nos evitará caer en las garras de políticos transas o delincuentes, de partidos u organismos que nos engañan a cambio de una torta o con discursos falsos pero que nos los detectamos por falta de conocimientos.
Si, solo la escuela, los maestros, nos pueden regresar el orden, la paz, la seguridad, la tranquilidad de que la gran mayoría de los muchachos harán lo que les corresponde, por eso estoy a favor de la reforma educativa, de la evaluación, de saber que somos, pero sobre todo, de ya no seguir para donde íbamos, al precipicio, a vivir siempre como hoy, en la incertidumbre total, a veces hasta en el caos.
Nos toca vigilar que al maestro se le trate dignamente, nos toca vigilar que los maestros hagan lo correcto y sean los mejores, nos toca vigilar que el presupuesto realmente aterrice en los salarios de los que están frente a grupo o en infraestructura educativa, si se puede, solo hay que proponérnoslo.
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