Mujeres, lo que nos pidan podemos. . .

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Poco, casi nada, me agradan las fechas para festejar algo, me parecen el primer síntoma de discriminación en México, de que las cosas se hacen mal respecto a lo que “celebramos”, sobre todo si se refiere al Día de la Mujer, la familia, el Día del Niño y a veces hasta el Día de la Madre o del padre, El Amor y la Amistad.

Hoy, por ejemplo, la mujer se prepara para celebrar  este 8 de marzo“su día”, festinan ser las guerreras, amas del hogar, las que pueden organizar una casa y, por tanto, también podrían gobernar un municipio, Estado o Nación.

Van más allá, se han tragado la idea de que cada vez “avanzan” más en la política, tan es así que no han reparado en como las ningunean los partidos, las utilizan y hasta se dan el lujo de engañarlas poniendo de candidatas a puestos de elección popular a algunas cuyo mérito más grande es ser la amante de alguien importante, abrir las piernas en forma veloz, o ser la esposa o ex esposa del cacique en turno, la hermana o hija de algún ex gobernador o funcionario partidista o de gobierno de alto nivel, o ser miembro de una familia poderosa, obvio, con sus excepciones que confirman esta regla.

No, no le hablo solo del PRI, en el PAN y en casi todos los partidos políticos sucede prácticamente lo mismo, el poder no se comparte ni se reparte, siguen siendo las mismas familias las que lo detentan y si se amplía un poco es nomás por el corazón, apoyado en la cartera y el poder, que tienen algunos próceres de la política.

Son muy pocas las mujeres que realmente tienen poder que lo han adquirido por méritos propios y de esas todavía son menos las que tratan de ser solidarias con su género, la gran mayoría de ellas tienen en su círculo cercano a hombres o de plano triunfan y mueren solas, solo hacen equipo por circunstancias laborales o de actividad que les toque desempeñar.

Le repito, poco o nada me gustan los días “especiales” porque en México son sinónimo de discriminación, abuso, olvido de las autoridades, sometimiento.

Me explico, tenemos un Día de el Niño y lo celebramos con bombo y platillo sin recordar que miles de ellos viven en la pobreza, que no comen tres veces al día, que por lo menos tres millones de pequeños tienen que trabajar sin recibir sueldos o lo hacen por una paga miserable.

Eso pasa con la mujer, se celebra su día, se les grita mil y una vez que son las guerreras, las que todo lo pueden, las que merecen todo y si, ciertamente se lo merecen todo, pero lo único que les damos son palabras bonitas un día para mantenerlas sometidas y en el olvido los otros 364 días del año.

Es verdad, las mujeres merecen gobernar México, salarios similares a los que tiene un hombre que desempeña su misma función, iguales oportunidades de trabajo, que pronto eliminemos ese día 8 de marzo para celebrar sus derechos y se noten los mismos todo el año, siempre, que se cumpla la Constitución y realmente seamos todos iguales.

Desconocemos porque la mayoría de las mujeres se conforman con tan poco, porque se dejan y se han dejado engañar en la política, los centros labores donde son acosadas, e incluso en la misma vida de pareja, pero quienes tenemos hijas debemos empezar por cambiar ese pensamiento.

Claro, hay mujeres que son el ejemplo de lo que decimos querer, que se abren las puertas del éxito en base a su trabajo, que entienden que la inteligencia y sagacidad no tiene género, que le gritan a sus partidos políticos cuando las ningunean o tratan de engañarlas, hay mujeres que son admirables pero siguen siendo muy poquitas en un lugar donde las queremos a todas.

Deje le cuento una historia.

Hace algún tiempo uno de esos cantantes que se cree filosofo y poeta, Arjona, cantaba algo que se llama Mujeres, según él era un himno al género femenino, lo que deberían pensar todos los hombres respecto al mejor regalo que nos dio Dios.

Un día, una de esas féminas exitosas y que si se quiere, apenas empezaba la melodía y dijo refiriéndose a Arjona, “pinche pendejo, como lo odio”, extrañado le pregunto por qué dice eso alguien que defiende a capa y espada a las de su género si se supone que les canta bonito y sin pensarlo recetó, “pues por eso, porque a todas nos mete la idea de que ustedes son los chingones y nosotras solo estamos para pedir o que nos den lo que ustedes quieran y así nos han tratado y tienen sometidas siempre”.

Mujeres, lo que nos pidan podemos, si no podemos no existe, y si no existe lo inventamos por ustedes… esa es la frase que le indignaba de dicha canción y que según ella dibujaba al hombre como el todo poderoso sin decirlo directamente.

Quizá tenga razón, desde hace mucho es tiempo de que las féminas sean realmente las estrellas de la película, las que vayan encabezando en este mundo y no solo se distingan porque ya fuman, toman y se drogan  más que los hombres.

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