Consumirla por largos periodos ocasionaría efectos equiparables a la esquizofrenia.
Agencias
Explicó que el daño puede ir de medio a severo en función de cuánto tiempo se ha consumido y si se combina y cómo se combina con otras drogas como la nicotina, presente en el tabaco, que al constituir un poderoso vasoconstrictor hace al cerebro aún más vulnerable.
En entrevista, el académico adscrito a la Universidad Panamericana hizo referencia a un estudio de la Northwest Amen Neurogical Clinic en el que se concluyó que el consumo prolongado de cannabis produce perforaciones en la estructura del cerebro y disminuye su actividad.
Esa situación da lugar a cuadros y sintomatología característica de personas con Trastorno Fronterizo de Personalidad (borderline) y otras enfermedades mentales.
En la investigación los médicos Daniel G. Amen y Kabran Chapek demostraron con ayuda de técnicas de neuroimagenología y otras tecnologías avanzadas que los cerebros de quienes abusan de drogas presentan severas anormalidades.
Encontraron que los consumidores regulares de drogas muestran un efecto que en términos psiquiátricos se denomina scalloping effect, en el que el cerebro va perdiendo funciones cerebrales de forma progresiva.
Se trata de una ola en la superficie o cortex cerebral en un lugar donde no debería haber tanta actividad, que a menudo se presenta en quienes han tenido accidentes por intoxicación inhalada o han sido privados de oxígeno, «como si les hubiera echado ácido encima».
A partir del estudio el médico Kabran Chapek planteó que las imágenes en tercera dimensión de las superficies de los cerebros tienen patrones consistentes de acuerdo con la sustancia adictiva del usuario.
Los usuarios de cocaína y metanfetaminas presentan pequeños hoyos a través del cortex superficia y los usuarios de heroína patrones que disminuyen la actividad normal en el cortex superficial.
En tanto, los usuarios de mariguana presentan problemas de funcionamiento en los lóbulos temporales y frontal, además de una disminución en el funcionamiento o» adormecimiento» del cerebro completo.
En cuanto a los resultados de los estudios realizados mediante tomografía computarizada de emisión monofotónica (SPECT SCAN, por sus siglas en inglés), los consumidores del enervante analizados mostraron evidencia de disminución de la actividad cerebral.
Rivas Lozano sostuvo en ese sentido que los daños que la droga provoca al cerebro son equiparables a los de una persona sin elementos neurológicos esenciales, con un alto riesgo de sufrir ataques de pánico y ansiedad, lo que lo calificaría como alguien con trastorno límite de personalidad.
