Un palo de escoba, el bastón de Lupita

5280
1. UN VIA CRUCIS atraviesa una humilde anciana invidente, ya que desde hace varios años vive en una precaria situación económica.
Tiempo aproximado de lectura: 3 minutos

 

Todo los días es común encontrarse a esta humilde señora de 85 años, en las calles del Fraccionamiento Las Flores, buscando el apoyo de los victorenses para seguir adelante.

Un vía crucis atraviesa una humilde anciana invidente, que al vivir una precaria situación económica, desde hace varios años debe mantener de la caridad de los vecinos en la colonia Las Flores.

La señora de la tercera edad siempre se encuentra parada en la misma esquina entre las calles Ébano y Las Palmas, a donde llega con mucha dificultad apoyada de palo de escoba que utiliza como bastón. En una de las bolsas de su saco porta un vaso desechable donde guarda las monedas que amablemente le regalan los vecinos de la colonia o las personas que circulan por esta arteria y se compadecen al ver su frágil condición.

Dice que cada vez que conversa con una persona por la calle, se siente feliz por haber hecho una nueva amistad, de igual forma si la ayudan de manera económica o con un plato de comida, los bendice tal y como si fueran sus propios hijos o nietos.

Guadalupe González y está por cumplir 85 años de edad y actualmente comparte su domicilio con sus nietos en la Colonia 7 de Noviembre.

A pesar de sufrir de discapacidad visual, la vida no le ha despojado de su fe, ya que dice que tiene la confianza de que Dios guarda grandes cosas para ella y que todo su sufrimiento se verá algún día recompensado con muchas alegrías.

La humilde mujer se portó siempre amable y sonriente al responder a cada una de las preguntas que se realizaron, al cuestionarle por su familia dijo que desde hace ya varios años es viuda y por ahora cuenta con el apoyo de un hijo que también tiene una discapacidad física.

Relató que desde hace cuatro años perdió la vista totalmente al no poder reunir el dinero necesario para la cirugía de ojos que le realizarían en el Hospital La Carlota en el Estado de Nuevo León.

“Usted cree, si yo mirara bien, no estuviera aquí parada. Perdí la vista por falta de dinero, porque no tuve dinero, ni quien me llevara a La Carlota. En el DIF me apoyaban con una parte del dinero, pero yo tenía que poner la otra parte, pero nunca pude juntarla y nadie tuvo tiempo de llevarme y pues fui perdiendo mi vista poco a poco, ahorita ya no hay nada que hacer”.

Contó que años atrás, antes de quedar ciega, sobrevivía junto a su esposo, de vender chucherías afuera de la Secundaria General No.1, pero al quedarse sola y con problemas de ceguera, no tuvo ninguna alternativa de trabajo, por lo que no tuvo más remedio que vivir de la caridad.

“Qué más quisiera yo que poder trabajar, pero así como estoy y con mis 85 años quien me va a querer en alguna parte, a veces creo que la vida me quitó todo en poco tiempo, por eso yo les digo a mis nietos que se cuiden, que trabajen para que tengan Seguro, yo no tuve nada de eso porque mi esposo y yo siempre fuimos vendedores ambulantes y ahora es cuando más lo lamento” .

Al cuestionarle a doña Lupita si requiere de algún apoyo de la sociedad, dijo que solo necesitaba comida, así que si alguna persona de buena voluntad desea regalarle una despensa, no le vendría mal. Cabe mencionar que doña Lupita se encuentra muy delgada y sus piernas no tienen mucha fuerza, por lo que también necesita de atención médica.

CITA TEXTUAL…

«A veces creo que la vida me quitó todo en poco tiempo, por eso yo les digo a mis nietos que se cuiden, que trabajen para que tengan Seguro».

 

 

DOÑA LUPITA siempre se encuentra parada en la misma esquina, entre las calles Ebano y las Palmas de la colonia Las Flores.
DOÑA LUPITA siempre se encuentra parada en la misma esquina, entre las calles Ebano y las Palmas de la colonia Las Flores.