La similitud que ha operado en cuanto a las finanzas de muchos personajes en los diversos estados de nuestro país, nos han sorprendido más allá de lo que podemos imaginar, pues las derramas económicas de transferencias hacia el viejo mundo, ha sido receptáculo para ocultar los miles de millones de dólares que políticos mexicanos han escondido, bajo el amparo de quienes con una buena estrategia de simulación, pagan protección a un buen precio.
El sistema político mexicano establecido y hermanado de la revolución, también tuvo sus asegunes, pero nunca pensamos los mexicanos estar frente al paredón por ser mexicanos honestos. Hoy por hoy la ambición de cualquier empleado municipal, estatal y del gobierno federal se ha empeñado en buscar los cargos en donde puedan primeramente beneficiarse económicamente, sin saber que mañana se pueden morir.
Hoy por hoy Tamaulipas está firme y todavía podemos restaurar lo que nos han dejado aquellos personajes que mutilaron todo lo que se encontraron en sus caminos sin saber que Tamaulipas es de los tamaulipecos y no propiedad de políticos ambiciosos que solo sembraron la discordia entre los hombres del Señor. Hoy por hoy estamos ciertos de empezar una vida política que fortalezca nuestra identidad como tamaulipecos.
En otro orden de ideas les quiero comentar que dos empresas constructoras de hijos, sobrinos y parientes políticos del ex Procurador General de la República, ganaron cuatro mil seiscientos veinticinco millones de pesos en un tiempo de tres años, que el funcionario estuvo en el gobierno federal como Procurador General de la República, ocupando uno de los cargos más importantes de la vida nacional.
¿Será que aquí en Tamaulipas también se descubrirá los que están escondidos bajo las almohadas de muchos funcionarios que al menos por el momento, estarán pendientes o en su defecto saldrán corriendo de nuestro México querido, para ocultarse en algún país del que nunca regresarán jamás?. Yo solo pregunto a los funcionarios voraces y pregunto de nuevo ¿cuántos años les faltan para vivir?, porque no es una determinación propia sino del Señor.
