Gustavo Cárdenas en la mira

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Sucedió ayer.

Y fue en el sur de la entidad.

Ayer se reunieron los “compañeros de partido” de GUSTAVO CARDENAS, JOSE LUIS MARTINEZ CABRIALES, Coordinador estatal del Partido Movimiento Ciudadano, los coordinadores municipales del mismo partido en Altamira y Madero, ANTONIO DEL ANGEL y CARLOS GUERRA AHUMADA y la regidora electa GRISELDA PAZ PEREZ y, en conferencia de prensa le soltaron metralla de grueso calibre a GUSTAVO.

Como sabe, GUSTAVO es el máximo representante del MC en Tamaulipas.

Y sus correligionarios lo acusan de enriquecimiento ilícito y desvíos millonarios de dicho partido.

Los compañeros de GUSTAVO, citaron a una conferencia de prensa ayer en Altamira.

Allí, MARTINEZ CABRIALES señaló que el MC se está cayendo desde que fue impuesto GUSTAVO CARDENAS en el 2014.

Dijo tajantemente que GUSTAVO, “Cada mes recibió 700 mil pesos por cuotas y prerrogativas del partido, dinero que se desconoce cuál es su paradero”.

También dijo que para obtener regidurías en los municipios de Altamira, GUSTAVO solicitó al Comité Municipal 150 mil pesos y en la urbe petrolera 400 mil pesos, recurso que se negaron a pagar.

Y que ellos quieren que se haga una auditoría al organismo político, pero que GUSTAVO no quiere.

También dijo que si sus demandas no tienen eco, esperarán que en el mes de diciembre se lance la convocatoria para quitar a GUSTAVO de la dirigencia estatal, petición que hicieron ante DANTE DELGADO RANNAURO, líder nacional del MC.

Ahora falta que GUSTAVO se defienda, naturalmente.

Tiene derecho de réplica…

¡QUE TIEMPOS AQUELLOS, SEÑOR DON SIMON!

Ver ahora lo que fue la vieja estación del Ferrocarril, sacude la memoria y, aquellos que conocimos esa parte de la ciudad, nos transporta en el tiempo.

La vieja estación ha sido reconstruida y, al parecer, todavía no hay nadie allí y se pretende montar un museo.

Ahhhh… Aquellas viejas máquinas del Ferrocarril que hacían temblar el suelo cercano a las vías.

En 1962, en los tiempos de la canica, cuando las víboras andaban paradas, en Matamoros había “barrios” muy famosos.

El barrio de la vieja estación del ferrocarril era uno de estos.

Por la Calle Hidalgo, de la calle 12 a la calle 9, se encontraba la estación donde operaba una aduana, con agentes del resguardo y toda la cosa que vigilaban que al tren no subieran aparatos o artículos extranjeros.

Claro, claro. En esos tiempos no había los aparatos que ahora hay.

Era de mero trámite todo.

Allí estaba siempre una escuadra de soldados (un cabo y dos soldados) que hacía el viaje en el tren resguardando la seguridad de los pasajeros y del convoy.

Viajar a Monterrey era una eternidad: De 9 a 10 horas.

El tren se paraba en todas partes y “levantaba hasta los anuncios”.

En el tren se vendían refrescos y cerveza.

La gente levantaba la ventana y fumaba.

La “clase pulman” era de primera clase y los asientos eran acolchonados.

En segunda, rara vez los asientos eran acolchonados.

Pero igual, se viajaba “a todo tren”.

En aquellos años, a diferencia de los camiones de pasajeros, en el tren si había baños sanitarios.

Y la gente se sentía segura.

Al tren, hecho de fierro sólido, nadie lo chocaba y si eso llegaba a ocurrir, al tren nada le pasaba. El que resultaba con daños era el vehículo que le pegaba al tren.

En cada estación subían a vender comida. Enchiladas, tacos de harina con frijoles, tamales, café…

¡Qué tiempos aquellos, Señor Don Simón!.

El tren salía a Monterrey, todos los días a las seis de la tarde.

Llegaba de Monterrey a Matamoros después del mediodía.

Frente a la estación del ferrocarril había un gran almacén desde donde se abastecía de cerveza a muchas cantinas de Matamoros.

Y a lo largo de la Calle Hidalgo, de la calle 9 hacia la 8, había cantinas y pescaderías.

En las pescaderías vendían chicharrón de pescado y si era chicharrón de catán, mejor.

Cuando los muchachos salíamos de la Secundaria Técnica Tamaulipas, nos íbamos caminando por toda la calle 9 hasta el Mercado Juárez.

Había un restaurante famoso donde la comida era típica mexicana: La linterna verde.

También estaba, cerca del mercado, el restaurante Nuevo León, donde vendían un caldo de res que… ¡Uf! Riquísimo.

En la esquina noroeste de la Calle Matamoros y 9 estaba LAS DOS AMERICAS y en contra esquina LAS DOS REPUBLICAS.

El mercado era una romería.

En la entrada al mercado por la calle 9 y Matamoros había un hotel de madera de dos pisos.

Dentro del mercado había una carnicería.

Frente al mercado por la Calle Abasolo casi llegando a la calle 10 estaba LA CORDOBESA, donde se vendía cacahuate recién tostado… calientito.

No como ahora.

Ahora venden el cacahuate frío. Quien sabe de dónde lo traen porque llega a Matamoros en costales.

En fin…

Muy allá, me acuerdo del Cine México que estaba en la Abasolo y 8.

Luego fue El Cine ELIZONDO.

Un cine con mezzanine.

Y con aquellos cartones con fotografías de las películas que se exhibían.

¡Qué barbaridad!.

No es que todo tiempo pasado haya sido mejor.

Es que lo recordamos mejor porque en ese tiempo vivimos nuestra adolescencia y nuestra juventud.

Bonito tiempo ¿Verdad?.

Además… Recordar es volver a vivir en la mente aquella bonita, hermosa época.

¡Salud!.

 

Por hoy, es todo.