El Papa Francisco ordenó que el nombre de la religiosa sea inscrito en el Elenco de los Santos, indicando que en toda la Iglesias sea ‘devotamente honrada’
Agencias.
Roma.- El Papa elevó a los altares a la Madre Teresa de Calcuta declarándola como santa de la Iglesia católica y ordenando que su nombre sea inscrito en la lista de los modelos cristianos.
«Beatísimo padre, la santa madre Iglesia pide que vuestra santidad inscriba a la beata Teresa de Calcuta en el Elenco de los Santos y como tal sea invocada por todos los cristianos», solicitó el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano.
Como respuesta, Francisco introdujo la letanía de los santos, que fue cantada por todos los presentes, antes de pronunciar en latín la declaratoria formal de la nueva santa.
Entre otras cosas el pontífice estableció que «para la exhaltación de la vida cristiana» y «con la autoridad de nuestro señor Jesucristo», tras haber «largamente reflexionado» y escuchado el parecer de muchos obispos, decidió declarar y definir como santa a la beata Teresa de Calcuta.
Entonces ordenó que su nombre sea inscrito en el Elenco de los Santos, indicando que en toda la Iglesias sea «devotamente honrada». Cuando el Papa terminó de pronunciar estas palabras la multitud, de más de 100 mil personas, rompió en un aplauso.
El rito de la canonización tuvo lugar al inicio de la misa, comenzó con el canto litúrgico del «Veni creator» (Ven creador) y, luego, el cardenal Amato leyó una versión reducida de la biografía de Gonxha Agnes Bojaxhiu, como se llamaba civilmente la religiosa.
Nacida el 26 de agosto de 1910, Madre Teresa de Calcuta fue declarada santa de la Iglesia católica 19 años después de su muerte, el 5 de septiembre de 1979.
Por su trabajo a favor de los pobres entre los más pobres se convirtió en un ícono de la misericordia a nivel mundial.
A su muerte, la congregación contaba con tres mil 842 religiosas trabajando en 594 casas en 120 naciones del mundo. El domingo 19 de octubre de 2003 fue reconocida como beata por el Papa Juan Pablo II, con quien mantuvo una larga amistad.
Se trata de la primera persona galardonada con el Premio Nobel de la Paz que es también santa de la Iglesia católica.