De aviadores y médicos…

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Las malas lenguas dicen que la Secretaría de Educación en Tamaulipas es un mugrero, aseguran que existen más aviadores que en el aeropuerto de la Ciudad de México el cual es uno de los más grandes del mundo.

Hablan de personajes protegidos por un tal Macario Reyna que llegan a cobrar más de un tiempo completo, hombres y mujeres que se embolsan cerca de 20 mil pesos por quincena y que en épocas de aguinaldo disfrutan hasta 200 mil pesos, que jamás en su vida han trabajado en la SET, que no conocen ni el gis, es más, que viven en Victoria y sus plazas están en Nuevo Laredo, Reynosa o Matamoros porque allá era zona cara.

Por supuesto, los que cobran mucho y no trabajan quizá sea un medio ciento de personajes, a lo mejor más y ni siquiera han aparecido en esas famosas listas que están en internet, tampoco se ve su nombre en las que manejan los expertos en feis que ya se consideran periodistas o los ven como tales, no, ahí no los encontrará, hasta hoy solo se difunden nombres de quienes apenas se llevan unos cuatro, cinco o 7 mil pesos por quincena y la mayoría lo desquita con horas de trabajo.

Lo triste es que si usted pensó que la SET era el paraíso de los aviadores se equivocó, hay quien afirma con contundencia que la Secretaria de Salud de Tamaulipas está peor, que igual abundan los personajes que cobran sin trabajar, que no desquitan un solo peso de los miles que se les deposita cada quincena.

Cuenta la gente que labora en esa dependencia  que la semana pasada se presentó una mujer que cobró 12 años como directora de un área, con sus sueldos y compensaciones respectivas, se le respetaba hasta el aguinaldo y prestaciones y se lo cuento nomás para poner un ejemplo burdo, doloroso, grosero pero tenga la certeza de que como ella existen muchos.

Atinó, el problema de salud es todavía más grave y no ha sido los aviadores con todo y que saquean millones de pesos al año, no, ahí es la forma como se ha adquirido el medicamento en forma fraudulenta, lo que se le ha permitido a los funcionarios de dicha dependencia hacer como inflar el precio de aparatos hasta en un mil por ciento sin que nadie diga nada.

Si, igual se destaparía una cloaca al investigar la situación financiera de algunas instituciones o lo que sucedía en la Coepris de hace seis años que hasta en peligro de muerte ponían a la gente porque se permitía a barcos con gente enferma atracar en el puerto de Altamira o Tampico.

Lo anterior viene a colación porque la Secretaria de Salud, Lydia Madero, y el Secretario de Educación, Héctor Escobar Salazar, ayer en entrevistas prometieron hacer una limpia en sus respectivas áreas, por supuesto que hay mucho que hacer en las mismas, más en el entendido que serán los pilares de nuestra seguridad, tranquilidad y paz futura si hacen bien su chamba.

El Secretario de Educación llegó al extremo de afirmar que cada uno de los aviadores será obligado a regresar el dinero que haya recibido sin desquitarlo, sin trabajar un solo momento, por lo que diversos grupos en redes sociales y medios de comunicación se dicen preparados para hacerle llegar una larga lista a ver si como ronca duerme.

Lydia dijo casi las mismas palabras cuando se le preguntó si su perfil era el idóneo para estar en la Secretaria de Salud, cuando se le comentó que era la primera mujer, en mucho tiempo, que ocupa el cargo en Tamaulipas y la primera que no era doctora.

“Vengo a curar el sistema no a enfermos”, les espeto a reporteros que con insistencia le preguntaban si se sentía cómoda en su puesto, si podrá dar los resultados que de ella espera la sociedad, más aún, si podrá dar los resultados que de ella espera el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

Hacemos votos para que los Secretarios que hoy han hablado pronto puedan darle respaldo a sus palabras con acciones, que llamen a cuentas a cientos de personas que han cobrado por años sin trabajar en esas dependencias y si, para que limpien ambos sistemas, que eliminen la corrupción y acaben con el hartazgo que han provocado los que han sido titulares de las mismas, son dependencias que están destinadas a convertirse en la base de nuestra paz futura, nuestra tranquilidad y en eso radica la necedad de que hagan algo y hablen menos.

Por lo pronto los dos ofrecen hacer un recorrido área por área de sus dependencias, conocerlas a fondo, promete Lydia ir a todas las unidades médicas, hospitales, centros de salud, promete el Secretario de Educación visitar cada dependencia y cada una de las escuelas del Estado para saber en qué condiciones se encuentran, si hay o no personal que cobre sin desquitar el sueldo, las necesidades.

Lo más importante, sin embargo, es que ambos no olviden que muchacho que está en la escuela no anda delinquiendo, muchacho con buena salud no anda pensando en drogas y sabe prevenir enfermedades y hasta embarazos, muchacho que hace deporte, no corre riesgos de tener malos pensamientos y ahí estriba la obligación de los Secretarios de Salud y Educación de cumplirle a este pueblo, de llenar las expectativas tan altas que se tiene de ambos.

Es una triste historia de aviadores y médicos, de dos sistemas que han fallado, que son la principal causa de nuestra inseguridad por la forma como se han manejado, como han sido saqueados, como sus funcionarios robaban a manos llenas, de corrupción e impunidad que debe acabar como ahora se promete hacer.

 

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