Tontos no son. . .

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Un año después de concluir su gestión como gobernador de Nuevo León Rodrigo Medina se pasea muy tranquilo por las calles de su pueblo, el PRI, ese finísimo PRI que en los últimos días se ha dado a la tarea de “atacar la corrupción y correr de sus filas a los rateros”, nada dice al respecto.

Donde parece que si tiene mucho interés el tricolor es en Veracruz, allá el dirigente nacional PRI, Enrique Ochoa Reza, ordenó a los Diputados locales de su partido en ese Estado darle celeridad a la petición de licencia que hizo Javier Duarte como gobernador para responder a todas las acusaciones que le han hecho sobre malversación de fondos, corrupción y demás.

Hasta hoy, quizá porque nada reditúa políticamente, en Nuevo León las sospechas son de que el gobernador en turno, el mentado Bronco, simula que persigue a su antecesor ya que un Juez le ha rechazado las acusaciones argumentando que no están bien realizadas, que carecen de rigor metodológico, que contienen errores e incluso que nunca se ha probado nada en su contra sino que se ha acusado en base, prácticamente, a chismes.

En Veracruz hay acusaciones de la Auditoria Superior de la Federación y del gobernador que viene, que es del PAN, en contra de quien todavía es gobernante de ese Estado, el priísta ahora en desgracia Javier Duarte, lo han acusado de enriquecimiento, desvío de recursos, peculado y muchas cosas más, hoy, socarronamente, Duarte pide licencia a su Congreso para, dice él, para que lo investiguen y se compruebe que nada se ha robado, que es muy decente.

El PRI, al parecer por revanchas o quizá para lavar un poco su deteriorada imagen, es el impulsor de que se castigue a Duarte en Veracruz, contrario al silencio que guardan en Nuevo León acá parece que si odian y con odio jarocho.

Sospechosa, de principio a fin, es la actitud PRI y también la de Duarte, los primeros dan risa al hacer denuncias de corrupción cuando todo mundo los conoce y sabe de qué pie cojean, mientras, el gobernador que solicita licencia parece hacerlo para que su Procurador, el que él nombró, lo investigue en los días que todavía tiene su gobierno y, seguramente, lo exoneren.

Las acusaciones federales le será de risa librarlas, nadie en su sano juicio considera que un gobernador esté firmando documentos para usar el dinero ese, ni siquiera cuando es para aplicarse en obras públicas, siempre hay un Secretario dispuesto a hacerlo por módicos moches o, en su defecto, ordenar que lo hagan por la misma razón.

Desde tiempos inmemoriales a los tricolores en puestos de poder se les ha acusado de corruptos pero nada se les ha comprobado o no se les ha querido comprobar y tan es así que la gran mayoría andan tan campantes gastándose el dinero e incluso aspirando a puestos de elección popular para robarse más.

Ejemplos, hay muchos, hemos visto a funcionarios construirse mansiones de 20 millones de pesos cuando al entrar a una administración sus negocios casi estaban quebrados e incluso ni los tenían funcionando, es decir, tuvieron que pagarlas de su sueldo lo que, según Pitágoras, resulta imposible, igual conocemos a otros que viven como reyes cuando apenas ocuparon puestos de directores jefes, y algunos que solo se han dedicado a la construcción y tienen fortunas que les dan para tener aviones disponibles para viajar por el mundo o prestárselos a los candidatos que anden en campañas, así como se veía con Fernando Cano, por ejemplo.

¿Se imagina usted que no le hagan nada a Duarte, que quede completamente exonerado de las acusaciones?, el papelón será grande para el dirigente nacional del PRI y será un daño incorregible para la elección del 2018.

Acertó, no se trata de hablar, hablar y hablar porque da la impresión de que todo se simula, que no quieren actuar en contra de quienes un día los llevaron a la gloria presupuestal o les permitieron vivir de la mejor manera, que los amenazan para que en el peor de los casos se escondan y en el mejor se protejan legalmente, con mucho tiempo de anticipación.

La gente en México de verdad está enojada, si, le agrada que haya show, circo, qué, como en la lucha libre los políticos se descuenten con singular alegría aun cuando no se les vea un solo rasguño de verdad, pero llegará el día que se harte de lo mismo, que quiera pasar del ring al circo romano y entonces si ver sangre, ver hombres y mujeres tras las rejas, si, querrá ver que quien la hizo la pague, más aún, que quien la vaya a hacer la pague antes de irse.

Lo de Javier Duarte en Veracruz nos confirma algo, los tricolores que han llegado al poder no lo hicieron por ser madres de la caridad ni como premio a su buen comportamiento, lo han hecho porque han sido, muchos de ellos, más ladrones y más gandallas que sus competidores, en poquitas palabras, se les acusa de rateros pero no, no son tontos y por lo tanto será difícil comprobarles que son rateros.

 

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