China logra por fin la tecnología para fabricar puntas de bolígrafo

3554
A pesar de la voluminosa producción bolígrafos, los chinos tenían que importar las bolas de acero de la punta.
Tiempo aproximado de lectura: 3 minutos

Esta incapacidad irritaba a las autoridades del país, ya que fabrica el 80% de los bolis del mundo.

Agencias.- El primer ministro chino, Li Keqiang, debe de considerar que ha empezado el año 2017 con buen pie, al haber recibido hace unos días la noticia de que un equipo de ingenieros chinos había logrado desarrollar la tecnología necesaria para fabricar puntas de bolígrafo. Un logro que permitirá, en pocos años, que el gigante asiático ponga fin a su larga dependencia de las importaciones para producir bolígrafos de ­calidad.

El asunto puede parecer banal, pero China, la segunda potencia mundial, capaz de enviar cohetes al espacio, producir teléfonos inteligentes o construir trenes de alta velocidad, había acumulado un enorme retraso en el sector de los bolígrafos. Un atraso provocado por la falta de dominio de los ingenieros chinos en la compleja tecnología que se precisa para fabricar las bolitas que llevan las puntas de bolígrafos, encargadas de dosificar la llegada de la tinta en el momento de escribir, lo que ha llevado al gigante asiático a depender en un 90% de las importaciones procedentes de Japón, Alemania y Suiza. Y a sus líderes, a quejarse con amargura de esta circunstancia.

Este fue el caso del propio Li Keqiang, que en diciembre del 2015 se lamentó en un seminario económico del fracaso de su país a la hora de producir bolígrafos de buena calidad. “Los fabricados aquí escriben de forma más áspera”, se quejó el dirigente chino, en alusión a los que se producen en otros países.

Esta situación, sin embargo, va camino de cambiar después de que la empresa estatal Taiyuan Iron & Steel (Tisco) anunciara hace dos semanas que, tras cinco años de investigación, ha dado con la fórmula para fabricar las puntas de bolígrafo, con sus correspondientes bolitas, de tan buena calidad como las que han estado importando durante años. “Son resistentes al desgaste, permiten una escritura excelente y pueden sustituir a las importadas”, afirmó a la agencia Xinhua Hu Shengyang, director del laboratorio de pruebas de Beifa, uno de los mayores fabricantes del país.

La empresa TIsco ha logrado este éxito tras sumarse al plan de investigación que el Gobierno chino lanzó en el 2011 con el objetivo de poner fin a esta anomalía, dotado con un presupuesto de 8.000 millones de euros. Una iniciativa que ha permitido a los ingenieros de esta firma dar con el método adecuado para elaborar una diminuta bola de 2,3 milímetros que permita escribir con fluidez y suavidad.

Este hallazgo permitirá a China poner fin a una situación paradójica. Y es que se da la circunstancia de que, a pesar de suministrar el 80% de los bolígrafo que se fabrican en el mundo, con una producción de 38.000 millones de unidades anuales, según China Daily, sus 3.000 empresas eran incapaces de elaborar uno de calidad totalmente hecho en el país. Tal situación ha conducido al sector a gastar cada año del orden de 16,5 millones de euros en importar acero de alta calidad para elaborar las puntas de bolígrafo, según el Consejo Nacional de la Industria Ligera de China, y a obtener sólo un beneficio del orden 1,3 céntimos por unidad. Una cifra irrisoria si se tiene en cuenta el precio de venta al público de este tipo de productos.

Los técnicos chinos confían ahora en poder subsanar esta anomalía en poco tiempo. Beifa, la principal firma del sector, ya ha pedido su primera remesa de puntas de bolígrafo a Tisco y espera dejar de importar estos componentes en dos años.

El avance, a pesar de parecer simple, tiene un elevado valor simbólico para el gigante asiático. No sólo porque el país se halla inmerso en un plan global del Gobierno para que el país se convierta en un líder en innovación en el 2030 y una potencia mundial en este campo en el 2060, sino porque el gigante asiático “nunca ha sido capaz, históricamente, de hacer ingeniería de precisión y las puntas de los bolígrafos son un ejemplo de ello”, ha dicho recientemente el profesor Gorge Huang, del Departamento de Ingeniería Industrial Mecánica de la Universidad de Hong Kong.