Refugios en ciudades fronterizas, con capacidad para 150 personas han sido rebasados; el problema es con centroamericanos, explican.
Por Arnoldo García
Las Casas de Migrantes se encuentran ya al límite de su capacidad y están teniendo dificultades para poder atender a los migrantes deportados que acuden en busca de ayuda, por lo cual se requiere de apoyo institucional.
El padre Giovanni Bizzotto, coordinador de la Casa del Migrante “Nazareth” en Nuevo Laredo, indicó que este lugar tiene capacidad para atender a 150 personas, pero durante los últimos días son muchos más los migrantes que están llegando en busca de albergue, alimentos, ayuda para retornar a sus lugares de origen y demás.
Por Nuevo Laredo un promedio de 100 personas son deportadas diariamente de los Estados Unidos, por la Patrulla Fronteriza y la mayoría de éstas acuden a la Casa del Migrante, por lo cual se dificulta cada vez más asistir a los deportados.
El año pasado se atendían un promedio de 60 migrantes diariamente, pero ahora se ha elevado a más de 100, y en la Casa permanecen hasta 150.
Comentó que el problema con los centroamericanos y sudamericanos que permanecen más tiempo en la Casa, pues deben planear su viaje de regreso a sus lugares de origen y conseguir dinero para ello.
Bizotto, comentó que “Nazareth” se sostiene gracias a la ayuda de feligreses y donativos de algunos comerciantes, pero ello es ya insuficiente.
“Necesitamos de contar con más camas, baños, ampliar el comedor y cocina”, dijo.
Héctor Joaquín Silva De Luna, coordinador de la Casa Senda de Vida en Reynosa, coincidió en que las Casas para Migrantes en Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, se encuentran ya saturadas y los donativos que reciben no les alcanzan.
“Tenemos que reducir las raciones de alimentos para que alcance para todos. Algunos de los migrantes que se quedan aun cuando duerman bajo techo, lo hacen en el suelo, pues faltan camas o catres”, comentó.
Insistió en que es necesario que el Gobierno respalde con más recursos a las Casas de Migrantes.
El coordinador de la Casa del Migrante “Nuestra Señora de Guadalupe” de la Diócesis de Matamoros, apuntó que ante la creciente demanda de deportados de los Estados Unidos o de aquellos que no alcanzan a cruzar al vecino país del norte y que acuden en busca de atención es que se hace necesario ampliar el dormitorio, contar con más sanitarios, la cocina y ello requiere de un mayor gasto.
