Defensor de los derechos de los migrantes recibe la presea ‘Luis García de Arellano’ en sesión solemne del Congreso.
Por Arnoldo García
“A los migrantes no hay que ignorarlos o evitarlos o considerarlos meras estadísticas u objeto de análisis políticos o sociales… A los migrantes hay que amarlos y atenderlos”, afirmó monseñor Oscar Guadalupe Lozano Molina.
Al recibir la presea del Congreso de Tamaulipas “Luis García de Arellano” por su labor en defensa de los derechos humanos de los migrantes y su auxilio a éstos, dijo que dedicaba la medalla “a los migrantes que en este momento están siendo repatriados, a las madres y niños migrantes que están siendo separados, a los que no hayan el camino en el desierto y ya no aguantan el hambre y la sed, a los que están siendo, justo en este momento, encarcelados o maltratados, a los que, mientras estamos aquí, enfrentan injustamente infame discriminación”.
En sesión solemne de Congreso, el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca impuso la medalla por primera vez a un sacerdote, contando también con la presencia del Presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Magistrado Horacio Ortíz Renán. Posteriormente se develó el nombre del homenajeado, en letras doradas en el Muro de Honor del Poder Legislativo.
La movilidad humana no es asunto de individuos aislados, es algo en lo que la entera sociedad debe comprometerse. Que el rostro doliente de un migrante necesitado nunca deje indiferente a nadie, dijo.
El padre Oscar Lozano fundó la Casa del Migrante “Juan Diego” y otros centros de ayuda a migrantes en la frontera de Tamaulipas.
Al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y a los diputados del Congreso de Tamaulipas, dijo, en la realización de su noble tarea legislativa pueden contar con la Iglesia que no es enemiga del Estado, ni pretende poderes políticos. Cada quien en su ámbito hace lo que le corresponde, comentó.
Y los convocó a que “caminemos juntos. Escuchándonos, dialogando, para que podamos, en donde sea posible, trabajar unidos, por el bienestar y el reconocimiento de la dignidad de todos los habitantes de nuestro Estado y de todo ser humano que llegue o pase como migrante por estas tierras.
Que importante es que nuestro servicio sea honesto, desinteresado y eficaz”.
“Porque fui forastero y ustedes me acogieron” .
Esta frase del Evangelio resuena en el corazón de todo cristiano e incluso en el de toda persona buena, independientemente de su fe, llenándole de inquietud y del deseo de hacer algo por los migrantes, de amarlos y de reconocer con reverencia su dignidad como personas humanas, mencionó.
Insistió en que recibía la medalla como un reconocimiento, no tanto a su persona, sino a todos los hombres y mujeres de la Iglesia católica y de otras iglesias y organizaciones que han servido y están sirviendo a nuestros hermanos migrantes en nuestro querido Tamaulipas.
“En estos momentos, en todos los rincones del territorio del estado, se encuentran gentes que por su fe cristiana o por su buena voluntad hacia el ser humano, están apoyando a los más pobres, migrantes o simplemente indigentes, reconociendo su dignidad como personas. Quiero recibir este honor como un reconocimiento a lo que se ha hecho y se hace para que se acepte plenamente la dignidad de todo ser humano”.
A la Sesión Solemne de Congreso asistieron miembros del gabinete estatal, alcaldes, así como miembros de la Iglesia Católica.
La Diputada María de la Luz Del Castillo Torres, presidenta de la Comisión de la Medalla al Mérito, al dar lectura al dictamen correspondiente, felicitó a Monseñor Lozano Molina, merecedor de la máxima presea que se otorga para honrar a las mujeres y hombres tamaulipecos que se hayan distinguido por sus servicios eminentes prestados al Estado, a la Patria o a la humanidad.
A este evento solemne, asistió la Presidenta del Sistema DIF Estatal, Mariana Gómez de García Cabeza de Vaca, el Obispo Eugenio Andrés Lira Rugarcía, familiares de Monseñor Lozano Molina, Secretarios de las diferentes dependencias del Gobierno del Estado, servidores públicos de los tres Poderes de la entidad, entre otros.
