Don Marcos, la pobreza es su única compañera

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Hombre de 92 años no tiene esposa, ni hijos que lo cuiden, sólo posee una humilde vivienda.

Por Jacqueline Cárdenas Ledezma

El hambre y la necesidad de ganarse el sustento diario, llevó a don Marcos Ibarra a pedir el apoyo de la gente, sentado en la banqueta, afuera de una tienda de autoservicios entre el seis y siete Hidalgo. Y es que la tristeza y el abandono en que vive han dejado secuelas en la salud en el adulto mayor que por su avanzada edad, batalla para desplazarse de un lugar a otro.

Al cuestionarle acerca de su familia, don Marcos dijo que vive solo, no tiene esposa, ni hijos que lo cuiden. Lo único que posee es una humilde casa ubicada en la Colonia Ampliación Linda Vista II Etapa, en donde en ocasiones los vecinos le comparten comida y algo de ropa.

«Ahorita me ha llegado la misericordia de Dios por medio de la gente, a mis años ya no me dedico a nada más que a pensar cuando me voy a morir”.

Debido a las constantes caídas que sufre por no poder caminar bien, don Marcos se fabricó una rodillera para no lastimarse al tropezar. Además tiene doble discapacidad, una en la mano que le provoca dolores intensos la mayor parte del día y la otra es auditiva, por lo que le cuesta entender lo que le dicen otras personas.

“Yo no estoy enfermo, solo estoy golpeado por tantas caídas que me he dado, si usted me ve así es por los años, tengo 92 años, ya no puedo trabajar ni hacer otras cosas, estoy como dicen, a la misericordia de Dios“.

A pesar de las condiciones en que vive, don Marcos no se queja y acepta lo que la gente le da de buen corazón. Con lágrimas en los ojos recuerda los tiempos en que trabajó como granjero en Reynosa y criaba animales con los que se ganaba el sustento, pero la suerte no siempre le sonrió, ya que le sobrevino la enfermedad.

“Trabajé muchos años en Reynosa, pero caí en cama enfermo, no supe bien de qué, pero no me pude parar en mucho tiempo, perdí mi trabajo y me regresé a Victoria y me hice de un terrenito aquí en la Linda Vista, donde construí mi casa”.

A don Marcos Ibarra se le puede ver sentado sobre la banqueta del seis y siete Hidalgo con un morral al lado, junto a una muleta, esperando el paso de la gente y el regalo de una moneda para poder tener un bocado que comer.

“A veces me ofrecen despensas, pero les digo que no se preocupen, porque no tengo donde guardarlas y se me echan a perder. Mejor con las monedas que me regalan aquí me compro unos dos taquitos y me los como aquí sentado, así es mi vida todos los días”.

Don Marcos necesita de atención médica para sanar sus lesiones y ser valorado debido a su edad avanzada. Además de ropa y zapatos en buen estado, una alimentación saludable, debido a que todos los días consume comida en la calle que solo deteriora más su estado de salud.

Pero lo que más necesita este adulto mayor, es que una persona o institución se haga cargo de su cuidado y no tenga la necesidad de exponerse solo en las calles.

Quien desee ayudar a don Marcos Ibarra, puede visitarlo en su domicilio que es en la Calle Gorrioncillos en la Colonia Ampliación Linda Vista segunda etapa, manzana 19, Lote 19.

SABÍAS QUÉ…

Don Marcos tiene doble discapacidad, una en la mano que le provoca dolores intensos la mayor parte del día y la otra es auditiva, por lo que le cuesta entender lo que le dicen otras personas.

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