Son tiempos de analizar la política, las piezas se acomodan rumbo a la elección del 2018, acá en Tamaulipas vemos la huida de militantes del PRI a otras trincheras, fuera del presupuesto les dejó de apasionar el tricolor, lo sienten muerto y aún cuando parezcan insignificantes las salidas de muchos de ellos, como la de Felipe Garza Narváez que la formalizó ayer, una realidad es que se está desmoronando este partido , se desfonda, ya le echan las últimas paladas de tierra, por lo menos en Tamaulipas.
El sentido común y la sabiduría popular no se equivocan, afirman contundentes que cuando veas roedores huir es la señal inequívoca de que el barco se hunde y, en efecto, se ve mucha gente huyendo de ese navío tricolor que además parece que navega sin timón ni timonel que, efectivamente, se va a lo más profundo de los desechos políticos.
No, no, para nada comparamos a los que se han ido del PRI con roedores, sus ambiciones y sus motivos políticos tendrán para irse del partido que decían era de sus amores, al que nunca iban a abandonar, la cita nomás fue para recordarle lo que el pueblo con su infinita sabiduría ha acuñado a lo largo de la historia y que nos pinta un PRI deshecho, moribundo, con pocas posibilidades de hacer algo en la elección del próximo año.
El caso es que a nivel nacional las cosas igual van dibujando un futuro poco alentador, mire el ejemplo, la contienda electoral en el Estado de México se torna interesante, a veces ríspida, dura, mugrosa, los contrincantes parecen de esos boxeadores marrulleros a quienes no les importa dar golpes bajos o prohibidos con tal de ganar.
Para nuestra desgracia la situación de allá será lo que viviremos el próximo año en todo el país, cuando se venga la madre de todas las batallas electorales por la presidencia de la República, tan es así que ya hay quien afirma que quien gane esta elección tendrá pie y medio en Los Pinos aunque a fe nuestra nada de eso parezca real ya que la lucha del 2018será sin el PRI por el que nadie da un peso.
Por lo pronto, quien más va perdiendo en las elecciones de este año, las que se llevan en distintos Estados, es Andrés Manuel López Obrador, de golpe y porrazo le exhiben a su equipo, le quitan ese halo de bondad y limpieza, los despojan de su chaleco anticorrupción para pintarlos como políticos, como seres humanos tan corruptos y tan malos como han sido los peores tricolores o azules, tan puercos como lo peor que hayamos tenido en este México lindo y querido.
Cierto es, Andrés Manuel sigue limpio hasta ahora, incluso lo que se ha dado a conocer tiene todo el tufo de que le están poniendo un cuatro y sus aliados se prestan a cambio de monedas, ahora sí que todo parece “un complo”, da la impresión de que el sistema le está pegando en lo más débil que tiene, sus amigos, cómplices, sus adoradores y aliados políticos pero como lo conocen muy bien también le dan sin piedad en su terquedad, en su soberbia de protegerlos, de defender lo indefendible.
El primer golpe se lo dieron con Eva Cadena, Diputada de Morena en Veracruz que aspiraba a ser presidenta municipal de su pueblo, a ella la videograbaron recibiendo 500 mil pesos en efectivo y le repetían constantemente, se los entrega usted a Andrés Manuel.
El hecho fue tan real que Eva renunció a su candidatura, se quejó de que cayó en una trampa, y su defensa fue tan endeble que el golpe dado los de Morena no se lo quitan.
Ayer el ataque fue contra otro de los alfiles de Andrés Manuel, la candidata de Morena a gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, a la mujer la acusaron de desviar 13 millones de pesos a su partido cuando fue alcaldesa de Texcoco, Municipio del Estado de México, la culparon de pedirle moches a los trabajadores de confianza de ese ayuntamiento y obligar a muchos más a aceptar un descuento del 10 por ciento de su salario para entregarlo a su grupo político.
Acertó, Delfina tampoco supo defenderse, torpemente le dio veracidad al hecho cuando acusó a Enrique Peña Nieto de filtrar documentos donde se comprueba esa situación, la aceptó pero dijo que todos los trabajadores muy gustosos fueron y le pidieron, hasta vía oficio, que les descontaran ese dinero, que se morían de ganas de mantener políticos en lugar de darle mejor vida a sus hijos y familia.
A veces la política apasiona, a veces ciega a las personas y le da por decir que todos son ataques sin fundamento, en estos casos las pruebas están en la mano, en estos casos nadie en su sano juicio se cree la versión de que un trabajador fue a exigir que le descontaran el 10 por ciento de su salario para entregarlo a una organización política o algo parecido, menos en estas épocas de crisis.
Son tiempos de analizar con seriedad la política, si, de ver que por tan insignificante que parezca la salida de Felipe Garza Narváez es una señal clara de que en Tamaulipas el tricolor se hunde y de que en el país, la cosa parece igual o peor con un partido que los recibe sin importar cuanto puedan mancharlo.
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