Dramática reseña de “La Crisis”

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– Carlos Ramírez aborda el tema de asesinatos de periodistas
– Aunque no son 269, de 1983 a la fecha han matado a 232
– Precisiones en monitoreo de la lúgubre lista

PUES sí, efectivamente, en la última edición de su revista “La Crisis” el reconocido periodista defeño CARLOS RAMIREZ aborda la cruel y terrible realidad que enfrentan periodistas y comunicadores a lo largo y ancho de la república mexicana.
El título en su portada no podría ser más elocuente: “269 periodistas asesinados en México de 1983 a mayo de 2017”. Además, la ilustran 269 cruces en clara alusión al número de homicidios.
En su editorial, RAMIREZ subraya la pérdida del dominio de la autoridad sobre el crimen organizado; que además de los periodistas, la sociedad misma se encuentra en manos de los intereses criminales de los cárteles; que las autoridades gubernamentales están incumpliendo el contrato social que significa proporcionar seguridad a los ciudadanos y que la impunidad de los agresores contra la prensa no solo tiene que ver con la incapacidad del Estado para perseguir a la delincuencia, sino que esa impunidad es una forma de complicidad.
También asevera que “si el Estado no puede combatir a las bandas criminales, nadie podrá hacerlo y entonces la sociedad quedará a merced de los criminales”.
Obviamente, no tiene desperdicio la postura y criterio del periodista capitalino al abordar el espinoso tema que tiene que ver con la violencia que enfrentan en México los trabajadores de la información.
El trabajo periodístico de CARLOS RAMIREZ está documentado en una relación integrada por una agrupación gremial que detalla la macabra lista de asesinatos.
El editor de la revista “La Crisis” desglosa los 269 homicidios de la siguiente manera: 232 periodistas, 1 locutor, 8 trabajadores de la prensa, 16 familiares y amigos de comunicadores y 3 civiles, desde 1983 a la fecha. La suma arroja un total de 260 asesinatos, por lo que es probable que por un error involuntario no haya incluido la muerte de 9 amigos de periodistas, tal y como lo documenta la fuente informativa.
A pesar de que la cifra de homicidios es terrible, es impreciso señalar que 269 periodistas han sido asesinados de 1983 a la fecha. De acuerdo al desglose del trabajo periodístico, son 232 periodistas los que han perdido la vida. El resto, es decir 37, podrían considerarse como daños colaterales.
Sobra decir que el ajuste numérico no abona en nada la dramática situación del gremio periodístico, aunque eso sí, aporta objetividad.
Desde otra perspectiva, la información de “La Crisis” provoca criterios encontrados. Por un lado, la corriente de opinión que asegura que todos los crímenes han derivado de la actividad periodística y, por otro, que muchos asesinatos tienen su origen en causas y circunstancias ajenas a las libertades de prensa y expresión.
De ahí que, reconózcase o no, en gran parte les asiste la razón a diputados federales, Procuraduría General de la República y Comisión Nacional de los Derechos Humanos al negarse a federalizar los delitos cometidos en contra de periodistas y a no reconocer la estadística antes descrita. Contrario a la postura de una organización gremial, el criterio oficial insiste, con razón, por cierto, que cada caso debe ser investigado para precisar si realmente se cometió un delito en contra de la libertad de expresión que justifique la atracción de la justicia federal.
Quizá a ello obedezca la discriminación gremial que se registró durante la comparecencia de RICARDO SANCHEZ PEREZ DEL POZO, Fiscal Especial para la Atención a Delitos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), con la Comisión Especial de Seguimiento a Agresiones a Periodistas y Medios de Comunicación de la Cámara de Diputados que preside la legisladora BRENDA VELAZQUEZ.
Por cierto, existen algunas imprecisiones en el monitoreo que documenta CARLOS RAMIREZ en “La Crisis”.
El cadáver del periodista PABLO PINEDA GAUCIN, asesinado el 9 de abril de 2009 en Matamoros, fue localizado en la margen estadunidense del río Bravo en Brownsville, Texas, y no en la ciudad de Arlington que se localiza a 500 millas de la línea fronteriza.
Asimismo, el profesor y periodista FRANCISCO ARRATIA SALDIERNA no “murió baleado en céntrica calle de la ciudad”. El comunicador falleció en la sala de Urgencias del Hospital General víctima de un infarto a consecuencia de bestial golpiza que le propinaron integrantes de una célula delictiva. Los propios victimarios lo abandonaron a espaldas de las instalaciones de la Cruz Roja Mexicana, delegación Matamoros.
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx

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