– Salen de su letargo los priístas tamaulipecos
– Aseguran que Egidio influirá en el proceso interno
– Dizque lo de Arreola Vidal es un mero señuelo
LUEGO de un prolongado y penoso letargo producto de la derrota electoral que dio paso a la primera alternancia política en Tamaulipas, el Partido Revolucionario Institucional se prepara para enfrentar el reto eleccionario de 2018.
De entrada, para mostrar “músculo”, los priístas llevaron a cabo su asamblea estatal como paso previo a la XXII Asamblea Nacional Ordinaria para definir las directrices en la competencia por la presidencia de la república, 300 diputaciones y 64 senadurías.
Respecto al relevo estatutario en la dirigencia estatal del exinvencible, encabezan el hándicap tricolor OSCAR LUEBBERT GUTIERREZ y SERGIO GUAJARDO MALDONADO. El primero, exalcalde de ciudad Reynosa y exsenador, se define como un aspirante al Comité Directivo Estatal del PRI que cuenta con el apoyo de la militancia que no comulga con el antecesor de FRANCISCO JAVIER GARCIA CABEZA DE VACA. En cambio, el segundo, aseguran, es la carta fuerte del exmandatario EGIDIO TORRE CANTU, quien eventualmente haría valer su ascendencia entre los delegados que habrán de elegir a su nuevo dirigente.
En la puja por la dirigencia también participa LUIS ENRIQUE ARREOLA VIDAL con el padrinazgo del diputado federal ALEJANDRO GUEVARA COBOS. No obstante, una corriente de opinión sugiere que ARREOLA solo pretende llamar la atención de la cúpula nacional para ser tomado en cuenta en la repartición de candidaturas.
Obviamente, la ebullición en el caldero político priísta está asociado lo mismo al reparto de estafetas que a las canonjías que genera el liderazgo estatal en ese instituto político. Si bien es cierto que el PRI ya no disfruta del apoyo del gobierno estatal que obtuvo por más de 80 años, también es muy cierto que goza de una millonaria partida vía PRI-Nacional e Instituto Nacional Electoral.
El proceso electoral del año próximo deja en claro un par de situaciones que enriquecerán la historia política en esta entidad federativa. A TOMAS YARRINGTON RUVALCABA, exgobernador ahora preso en Italia, le tocó ser el gran elector luego de la primera alternancia política en Los Pinos. En 2018, el mandatario panista GARCIA CABEZA DE VACA mostrará sus habilidades político-electorales con la ventaja del control local, pero, al igual que TOMAS, compitiendo con un gobierno distinto en el Palacio Nacional.
Pero, mientras son peras o son manzanas, lo único cierto es que las dos corrientes ideológicas con mayor arraigo en el territorio tamaulipeco, el PRI y el PAN, se disputarán las 43 alcaldías que se localizan en la esquina noreste mexicana. Lógicamente, así como la causa tricolor intentará recuperar el terreno perdido en las pasadas elecciones, el equipo albiazul echará “toda la carne al asador” para mantener la supremacía.
Sobra decir que los ojos están puestos en lo que suceda en Tampico, ciudad Victoria y Matamoros, municipios gobernados por el PRI. Del mismo modo, el interés se centra en lo que acontecerá en junio de 2018 en Nuevo Laredo y la petrolera ciudad Reynosa, ínsulas fronterizas en manos del Partido Acción Nacional.
Por cierto, la vox populi asegura que MAGDALENA PERAZA, OSCAR ALMARAZ y JESUS DE LA GARZA, alcaldes de Tampico, Victoria y Matamoros, buscarán la reelección.
Misma situación para ENRIQUE RIVAS, jefe de Comuna en Nuevo Laredo, aunque, eso sí, todo hace indicar que la alcaldesa reynosense MAKI ORTIZ no figurará en la boleta electoral. La mala relación de la senadora con licencia y el gobernador tamaulipeco es el argumento que esgrime el imaginario colectivo.
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx
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