A sus 27 años, esta joven mujer victorense pesa apenas unos 36 kilos y sigue su lucha contra la enfermedad.
Por Jacqueline Cárdenas Ledezma
La joven de 27 años sigue en la lucha contra la diabetes, aunque su salud se deteriora día con día. Ahora pide el apoyo a la ciudadanía para conseguir un andador que le ayude a caminar después de sufrir una fractura en la cadera.
Hace dos años en este medio informativo, se dio a conocer la historia de Dora María Franco Villarreal, una joven victorense que padece diabetes tipo 1, mejor conocida como diabetes juvenil, que a sus 27 años pesa apenas unos 36 kilos, el peso de un niño de nueve años presenta signos severos de desnutrición por una alimentación deficiente.
Dora y su madre son de bajos recursos económicos y salieron juntas a pedir el apoyo de los ciudadanos, para que la joven siga con su tratamiento de insulina que cuesta 600 pesos para un periodo de tres días.
Durante algunos años Dora podía salir sola sin el apoyo de su mamá a las calles de la zona centro de la ciudad, pero desde hace un mes no pudo hacerlo más, debido a que cayó sobre el pavimento y le ocasionó una fractura en la cadera.
“Tengo más del mes que no puedo ponerme en pie por mí misma, es que me caí o más bien me tumbaron por el centro y me fracturé la cadera, es que por mi enfermedad tengo los huesos débiles y me operaron, pero no me puedo parar apenas con andador o la silla de ruedas”.
Heredó la enfermedad de su madre quien también padece diabetes, le fue diagnosticada a los 16 años de edad, desde ese entonces su vida se convirtió en un dilema diario, entre juntar dinero para el tratamiento o comer bien; “mi madre y yo vivimos en la pobreza, casi siempre tenemos que elegir entre comer o comprar la insulina, es muy desesperante por eso salgo a pedir dinero, porque es muy caro”.
Antes todos los días salía a la calle desde la Colonia Estudiantil para subir a los microbuses de la ciudad y pedir una moneda. Pero Dora necesita de atención urgente y permanente, “me gusta mucho trabajar, me gustaría mucho poder salir para también iniciar la preparatoria, y para conseguir un buen trabajo, y salir como las muchachas normales a divertirse, pero con mi físico a veces me agobio mucho”.
Refirió que durante estos dos años la enfermedad avanzó y surgieron cambios en su figura corporal que se muestra casi en los huesos, su pelo escaso, resequedad en brazos y piernas y alrededor de sus labios brotaron algunas llagas, todos estos síntomas comunes de la diabetes.
Comentó que su madre es quien la apoya económicamente, haciendo tortillas de harina para vender y trabajando de empleada doméstica, pero por su edad y la enfermedad, no puede estar mucho tiempo al calor de la lumbre, además en su vivienda no cuentan con los servicios básicos.
“Mi mamá trabajaba y yo le ayudaba, pero la enfermedad no nos deja, todo se ha vuelto más complicado, todo este tiempo he tratado de ser fuerte y los doctores se asombran de como he podido andar así en mi estado, pero no sé por cuanto tiempo pueda seguir así”.
Dora María Franco Villarreal, pide ayuda para proveerse de insulina o con algunas monedas para adquirir los medicamentos, que le permitan mejorar su salud, además de un andador nuevo o usado para poder realizar sus labores diarias.
Para cualquier apoyo, Dora y su familia viven en la Calle Misión de San Lorenzo #105 de la Colonia Estudiantil en Ciudad Victoria o al número 8341245654.
La joven de 27 años sigue en la lucha contra la diabetes, aunque su salud se deteriora día con día. Ahora pide el apoyo a la ciudadanía para conseguir un andador que le ayude a caminar después de sufrir una fractura en la cadera.
Hace dos años en este medio informativo, se dio a conocer la historia de Dora María Franco Villarreal, una joven victorense que padece diabetes tipo 1, mejor conocida como diabetes juvenil, que a sus 27 años pesa apenas unos 36 kilos, el peso de un niño de nueve años presenta signos severos de desnutrición por una alimentación deficiente.
Dora y su madre son de bajos recursos económicos y salieron juntas a pedir el apoyo de los ciudadanos, para que la joven siga con su tratamiento de insulina que cuesta 600 pesos para un periodo de tres días.
Durante algunos años Dora podía salir sola sin el apoyo de su mamá a las calles de la zona centro de la ciudad, pero desde hace un mes no pudo hacerlo más, debido a que cayó sobre el pavimento y le ocasionó una fractura en la cadera.
“Tengo más del mes que no puedo ponerme en pie por mí misma, es que me caí o más bien me tumbaron por el centro y me fracturé la cadera, es que por mi enfermedad tengo los huesos débiles y me operaron, pero no me puedo parar apenas con andador o la silla de ruedas”.
Heredó la enfermedad de su madre quien también padece diabetes, le fue diagnosticada a los 16 años de edad, desde ese entonces su vida se convirtió en un dilema diario, entre juntar dinero para el tratamiento o comer bien; “mi madre y yo vivimos en la pobreza, casi siempre tenemos que elegir entre comer o comprar la insulina, es muy desesperante por eso salgo a pedir dinero, porque es muy caro”.
Antes todos los días salía a la calle desde la Colonia Estudiantil para subir a los microbuses de la ciudad y pedir una moneda. Pero Dora necesita de atención urgente y permanente, “me gusta mucho trabajar, me gustaría mucho poder salir para también iniciar la preparatoria, y para conseguir un buen trabajo, y salir como las muchachas normales a divertirse, pero con mi físico a veces me agobio mucho”.
Refirió que durante estos dos años la enfermedad avanzó y surgieron cambios en su figura corporal que se muestra casi en los huesos, su pelo escaso, resequedad en brazos y piernas y alrededor de sus labios brotaron algunas llagas, todos estos síntomas comunes de la diabetes.
Comentó que su madre es quien la apoya económicamente, haciendo tortillas de harina para vender y trabajando de empleada doméstica, pero por su edad y la enfermedad, no puede estar mucho tiempo al calor de la lumbre, además en su vivienda no cuentan con los servicios básicos.
“Mi mamá trabajaba y yo le ayudaba, pero la enfermedad no nos deja, todo se ha vuelto más complicado, todo este tiempo he tratado de ser fuerte y los doctores se asombran de como he podido andar así en mi estado, pero no sé por cuanto tiempo pueda seguir así”.
Dora María Franco Villarreal, pide ayuda para proveerse de insulina o con algunas monedas para adquirir los medicamentos, que le permitan mejorar su salud, además de un andador nuevo o usado para poder realizar sus labores diarias.
Para cualquier apoyo, Dora y su familia viven en la Calle Misión de San Lorenzo #105 de la Colonia Estudiantil en Ciudad Victoria o al número 8341245654.
SABÍAS QUÉ…
Heredó la enfermedad de su madre quien también padece diabetes, le fue diagnosticada a los 16 años de edad, desde ese entonces su vida se convirtió en un dilema diario, entre juntar dinero para el tratamiento o comer bien.