EL TURNO ES PARA EL PRI-MATAMOROS.

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El secretario general de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado -FSTSE- ROBERTO LOPEZ CASTRO, aparece como el más firme prospecto a suceder en la presidencia del Comité Municipal del PRI en Matamoros, a VICTOR GARCIA FUENTES quien, según sus propios correligionarios, aunque ha entregado buenas cuentas, de plano ya hizo huesos viejos en el cargo.
LOPEZ CASTRO que en su haber cuenta con una trayectoria política partidista intensa, tiene el apoyo y el respaldo de los integrantes de la CNOP-Matamoros, central tricolor de la que ya ha sido dirigente y, además, de la mayoría de los militantes del tricolor en Matamoros.
Sin embargo, trasciende que, aprovechando que el presidente interino del Comité Directivo Estatal, SERGIO GUAJARDO MALDONADO, es de la CNC, algunos personajes del sector campesino en Matamoros presionan, hacia el interior del PRI, para imponer a uno de los suyos: El “casa-cambista y “campesino”, JUAN JOSE CAMORLINGA GUERRA.
CAMORLINGA ya una vez fue dirigente del PRI.
Y según sus propios compañeros, su desempeño siempre estuvo marcado por la opacidad.
Nunca fue muy brillante. Si acaso, gris. Bueno, CAMORLINGA ¡Ni malo es!.
CAMORLINGA es de extracción campesina porque vivió (y vive) en lo que fuera el Ejido 20 de Noviembre, engullido ya por la mancha urbana.
No cultiva ni una hectárea y si acaso tiene tierra, será en la uñas –dicen sus malquerientes-.
Este personaje fue también secretario de Acción Electoral en el PRI-Matamoros y, a su juicio, que algún priísta deserte del partido… “Es cosa muy natural”.
“A nadie sorprende. De todos los partidos se pasan de uno a otro”-, dijo hace tiempo en un desplante de pleno desinterés por la unidad partidista.
En fin…
El relevo de GARCIA FUENTES, revelan, y está aquí. Tras lomita.
En el Comité Municipal del PRI en Reynosa, ya hubo cambio de dirigente.
El turno es de Matamoros.
“Hombro con hombro…”.
El actor EUGENIO DERBEZ, grabó un mensaje que, en las redes sociales, se hizo viral.
Alcanzó millones de visitas y, por emotivo, aquí reproducimos su texto:
-“Siempre había oído decir que para que México cambiara, tendrían que pasar muchos años, muchas generaciones. Siempre pensé que no me iba a tocar vivir para ver ese México con el que todos soñamos y, hace unos días, un terremoto nos sacudió, nos sacudió por fuera y por dentro. Nos sacó de nuestro letargo y nos demostró que en sólo 50 segundos podemos ser otro país.
No el país de los políticos corruptos, no el país de los mexicanos que sólo están viendo a quien se friegan, no el país de los mexicanos que asaltan, que transan, que roban, que engañan, sino el país de los mexicanos que, como hoy, salen a la calle a arriesgar su vida para rescatar a otros, a regalar comida a quien lo necesita, a ofrecer gratis su coche, su moto, su bicicleta, sus manos.
Ahora sí podemos estar seguros que somos más los buenos que los malos.
El 19 de septiembre nació un México nuevo, un México en el que en vez de pelearnos y mentárnosla en el tráfico de todos los días o criticarnos y quejarnos los unos de los otros, nos hemos unido todos en una sola raza.
Un México en donde vimos luchar juntos removiendo escombros hombro con hombro, a los ricos con los pobres, a los jóvenes con los viejos, a los de la derecha con los de la izquierda, a los creyentes con los ateos, todos, todos juntos unidos como lo que realmente somos: Hermanos.
Un México en donde la gente está saliendo a ayudar regalando su trabajo, los doctores, los arquitectos los albañiles, los ingenieros, restaurantes regalando comida, ferreterías regalando equipo y herramientas, gente abriendo las puertas de sus casas para albergar a desconocidos, amas de casa cocinando para alimentar a extraños, casas y oficinas abriendo sus señales de wifi para que la gente se pueda conectar, extraños que se abrazan sin conocerse cada vez que rescatan a alguien.
El 19 de Septiembre, los mexicanos tomamos la ciudad, tomamos México en nuestras manos… Si lo soltamos, si la semana que entra volvemos a ser los mismos que éramos antes del terremoto, habremos perdido una gran oportunidad.
Y es que en serio, en estos días logramos desprendernos del egoísmo que nos mantenía pensando que mientras nosotros y los nuestros estuviéramos bien, poco importaba como estuvieran los demás.
La naturaleza nos forzó, nos obligó a que nos volteáramos a ver, a abrir los ojos, a abrir el corazón y a recordar quiénes somos en realidad y lo que somos capaces de lograr juntos, ese es el México que nació el 19 de Septiembre, ese es el México en el que quiero vivir, el México del que todo el mundo entero está hablando.
Me preguntan que si me da miedo que vuelva a temblar, no, lo que da miedo es que una vez que pase la emergencia volvamos a ser los mismos de siempre. No hay que permitirlo, no podemos darnos el lujo de perder lo que acabamos de ganar. Si en estos días ha nacido un México nuevo, dejémoslo vivir, hoy más que nunca ¡Que viva México!”.
Por hoy, es todo.

P.D.- El E-mail…
Juan era un joven como muchos otros: Mentía. Si, mentía con frecuencia y por cualquier cosa. Sus padres se habían percatado de ello, pero era poco lo que hacían al respecto. De vez en cuando le llamaban la atención o lo reprendían levemente, aunque lo común era que se hacían de la vista gorda. Creían que se trataba de algo pasajero y que pronto dejaría de hacerlo. Pero no fue así. Cada vez sus mentiras se volvieron más complejas y afectaban a todos los que lo rodeaban.
Un día llegó a casa con una mentira que involucró gravemente a su hermano menor. Fue la gota que derramó el vaso. Sus padres se pusieron furiosos y perdieron la compostura. Sin medir sus palabras acusaron al joven de mentiroso, de desagradecido, de no querer a su familia. Juan se sintió acorralado y optó por callar mientras sus padres alterados seguían vociferando cualquier cantidad de preguntas, cuestionamientos y amenazas.
Mientras su madre acusaba a la escuela y las maestras por no haberle enseñado el valor de decir la verdad y por no haberlo corregido a tiempo, la mente de Juan empezó a divagar. De repente recordó que una vez, cuando era niño, había salido con su madre al mercado. En el camino se detuvieron frente a una tienda donde ella se compró una hermosa blusa. Luego continuaron su camino y cuando llegaron al mercado el dinero no alcanzó para todo lo que tenían que comprar. Al llegar a la casa ella le dijo a su esposo que no le había dado suficiente dinero, que las cosas habían subido mucho de precio y que ya la plata no alcanzaba para nada… Pero no le dijo que se había comprado la blusa. Luego le vinieron a la mente diversas ocasiones en la que ella le había dicho a su papá que había pasado toda la tarde limpiando y ordenando la casa, cuando en realidad había visto todas las novelas de la tarde.
Continuaba la discusión en la casa. El padre de Juan también tenía culpables. Las mentiras debían ser fruto de las malas influencias de los vecinos y sus amigotes del colegio que nunca le dieron buena espina. En ese momento Juan recordó las numerosas veces que al sonar el teléfono su padre le decía que atendiera y que si era fulanito o zutanito le dijera que todavía no había llegado a la casa o que estaba durmiendo. También recordó las veces que su papá le había dicho a su mamá que estaba en el trabajo, cuando en realidad iba a un bar con sus amigos.
Cuando ya las cosas se fueron calmando en la casa, sus padres se sentaron frente a él, lo miraron a los ojos y le preguntaron con serenidad:
– Hijo ¿Por qué nos mientes?.
Juan los miró a los ojos y aunque nunca contestó, en su mente apareció claramente la respuesta:
– ¡Porque ustedes me enseñaron!.

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