El cambio en la PGR fue el resultado de “infortunadas componendas, de
estires y aflojes, de fobias y resistencias, de aspiraciones y bajezas”
Agencias
México. La Arquidiócesis de México aseguró que la renuncia de Raúl Cervantes a la titularidad de la Procuraduría General de la República (PGR) fue el resultado de “infortunadas componendas, de estires y aflojes, de fobias y resistencias, de aspiraciones y bajezas”.
En el editorial del semanario Desde la fe, titulado PGR, la decepcionante historia, aseguró que la PGR desde hace muchos años ha tenido una “descomposición progresiva”, y aseguró que “bajo sus siglas, se intimidó a ciudadanos, y se protegió a amigos, compadres y allegados que vieron en la institución el instrumento perfecto para aspiraciones y bajezas”.
Acotó que incluso “llegó un momento de su historia en que mencionar el nombre del procurador era sinónimo de miedo y terror para los enemigos del régimen, pero también ese mismo nombre asoció los extremos del tráfico de influencias, clientelismo y apoltronamiento de funcionarios”.
Aseveró que “quizás no se encuentre historia tan oscura como la de la Procuraduría General de la República”.
Añadió que el “órgano para la investigación de los delitos tuvo detrás la historia ideal de ser el principal órgano consejero jurídico de la Presidencia de la República. Abogado de la nación, el procurador era el principal ejecutor de la ley y de la gestión de asuntos de la Federación para la protección de sus intereses” y que “mientras la vida política del país se ampliaba haciéndose cada vez más compleja, la Procuraduría pasó a ser una institución con la más baja tasa de confianza entre la ciudadanía. Esto llevó a sus titulares a reconocer que el rostro de la PGR debería recomponerse de cara a los ciudadanos”.
Precisó que “este sexenio va por el cuarto procurador, solamente superado por el del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Nada más en 1994 alternó a cuatro procuradores”.
Apuntó que “la urgencia de una real procuración de justicia llevó a la reforma constitucional del 10 de febrero de 2014 para renovar el aparato de la PGR; sin embargo, la transformación pasa la dura prueba de confianza que sume a la institución en la oscura ignominia de la pérfida relación de nepotismo y compadrazgo como trampolín para asirse del poder. Se ligó a su titular con la protección de intereses ilícitos, y hasta su reputación cayó cuando el vehículo de lujo de su propiedad fue emplacado bajo registro en domicilios fantasmas para evadir la ley”.
En cuanto a la “Fiscalía General de la Nación” dijo que ésta “nace en el momento donde la ciudadanía requiere de justicia expedita, equidad incontrovertible y de un titular intocable por la corrupción, garante de los intereses de la nación”. Subrayó que en “las ruinas de la PGR están sepultados los procuradores que se valieron del miedo y la intimidación, de los fraudes y mentiras, del fastidio y cansancio, de fugas y simulación, de incapacidad y prepotencia”.