Envuelto en los ideales de tierra y libertad, democratizar a este país, y sobre todo brindarle una vida digna a los mexicanos, fue como se gestó el movimiento armado de 1910 que todos conocemos como Revolución Mexicana.
Nadie sabe a ciencia cierta cuantas personas cayeron pero la estimación es superior al millón de mexicanos que entregaron su sangre a cambio del bienestar para sus familias y para el pueblo en general.
Se puede decir que hubo avances considerables en aquellos tiempos pero también estamos ciertos que 107 años después todos esos logros fueron tirados al cesto de la basura por los que Andrés Manuel López Obrador llama la mafia del poder, ladrones, saqueadores, holgazanes, y fantoches que se disfrazan de políticos.
Hoy nadie puede ocultar que somos una sociedad cuya mitad de la población vive en pobreza, a veces no tienen donde vivir, la mayoría de las ocasiones les hace falta para curarse hasta de una gripa y un buen porcentaje ni siquiera comen tres veces al día o batallan para elegir entre surtir la despensa y la educación de sus hijos.
Hay que decir que el salario mínimo, como en aquellos días, ni siquiera cumple el mandato Constitucional de garantizar comida, vivienda, vestido, salud, educación, recreación, y libertad a los trabajadores, tampoco el ganar dos salarios mínimos, como la gran mayoría de los trabajadores mexicanos, sirve de mucho por lo que podría decirse que vivimos en la inconstitucionalidad, en la ilegalidad, que hemos tenido un retroceso hasta 1910.
En materia de salud la situación tampoco es buena, hay sitios en México donde la gente se muere de cualquier enfermedad que se puede curar con antibióticos que cuestan unos 100 pesos o menos, que se muere por enfermedades provocadas por el hambre y la desnutrición.
Ni para que repetir la cantaleta de que somos un país con una educación mediocre, donde algunos de sus profesores son hasta analfabetas funcionales, personas que difícilmente leen su nombre en forma correcta.
El México de 1910 se parece mucho a este del siglo 21, igual libramos una guerra donde muchos de nuestros inocentes han caído y de nada sirve tanta sangre, también tenemos una educación mediocre donde solo los muy ricos pueden acceder a colegios que valen la pena e igualmente nadamos en la pobreza porque el salario no alcanza para comer.
A la par de ello en México padecemos de los peores políticos de la historia, personajes sin sensibilidad alguna, empeñados en crear políticas de subsistencia en lugar de generar condiciones para el desarrollo social y que la gente más pobre produzca riqueza y ya no siga viviendo del gobierno.
Exacto, igual lo que padecemos es en razón a tener una sociedad que se niega a ser mayor de edad, incapaz de reclamar sus derechos, temerosa a exigir que las cosas se hagan de manera correcta, muchos escudados en un natural sentido de sobrevivir y la mayoría por comodidad, por pensar que a ellos o sus hijos no les pasará.
Las condiciones para que este México padezca una nueva revolución armada están dadas, la indolencia del gobierno, la forma como los políticos se han comportado y la pobreza son una incubadora ideal para que estalle la violencia, la prueba es que mucho de lo que ahora vivimos con la delincuencia tiene en esos problemas su origen.
Es un buen día para la reflexión, el recordar la Revolución Mexicana llena de héroes y antihéroes debe ser útil para que los políticos se enteren que tanta sangre que corrió en aquellas fechas, como la que sigue corriendo en estos días, debe valer la pena, debe servir para algo y no madamas para que los políticos se sigan enriqueciendo saqueando la nación.
EL próximo año hay elecciones, quizá sea el momento ideal de hacer un alto, reflexionar y entender que hubo tantos muertos, que hay muchos muertos y ya no debe de seguir pasando nada, hay que provocar que la sangre regada valga la pena, sea útil de algo.
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Muchos muertos y para nada…
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