Agencias
Lima.- El presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski insistió en su inocencia en una declaración leída ante el Pleno del Congreso, el cual sesiona este jueves para definir la continuidad del gobernante en su puesto.
“Soy un hombre honesto. Jamás he recibido un soborno, una coima o una prebenda que haya torcido mi voluntad o comportamiento, jamás he ocultado información”, puntualizó Kuczynski, quien estuvo acompañado por su abogado Alberto Borea.
Recalcó que “no soy corrupto y no he mentido, jamás he favorecido a ninguna empresa o persona durante mi gestión como ministro de Energía y Minas, ministro de Economía, gerente del Banco Central de Reserva o primer ministro y tampoco lo he hecho desde que soy presidente”.
Añadió que “ni mi empresa (Westfield Capital) ni yo hemos contratado con el Estado peruano. Jamás incurrí en un conflicto de intereses. Las acusaciones que se me imputan derivan de un contrato legal, con servicios debidamente justificados, suscrito estrictamente entre privados”, en alusión a su firma y el consorcio Trasvase Olmos.
“Los servicios financieros de Westfield que se cuestionan se dieron entre privados, con socios privados de prestigio, y responden a servicios privados de asesoría financiera. No son, como se han dicho, contratos con el Estado”, dijo.
El presidente peruano debió presentarse ante el Legislativo para defenderse de acusaciones de corrupción, las que se vinculan a pagos que realizó la constructora brasileña Odebrecht a su empresa, Westfield Capital, por servicios de consultorías entre 2007 y 2010.
Según Odebrecht, dos firmas vinculadas a Kuczynski giraron y cobraron facturas por 4.8 millones de dólares entre noviembre de 2004 y marzo de 2014 por concepto de gastos, asesorías financieras, consultorías, desarrollo de productos financieros y bonos de éxito.
Por ese motivo, un grupo de legisladores presentó una moción de vacancia contra el mandatario por “permanente incapacidad moral” ya que habría “faltado a la verdad” respecto al vínculo de sus empresas con Odebrecht.
Kuczynski insistió que “antes de asumir el cargo de ministro de Estado, de 2001 a 2002, y luego, entre 2004 y 2006, dejé la gestión de mis empresas y suspendí mi actividad profesional, habiendo quedado completamente ajeno a las decisiones empresariales durante dicho periodo”.
Aclaró que durante los años en que fue ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros, la empresa de su propiedad fue gestionada y dirigida por su socio, el chileno Gerardo Sepúlveda, por lo que no tuvo conocimiento de los negocios que realizó.