Qué jodidos estamos…

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Diferentes medios, diferentes redes sociales y casi todas las pláticas entre familia o amigos, coinciden en que lo más sobresaliente de los anteriores debates entre aspirantes a la presidencia de la República han sido los memes, luego el acto de esconder la cartera que hizo ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR, después la propuesta estúpida de mochar manos, posteriormente el apodo de Ricky, Rikín, canallín y párele de contar.
Cero se habla de propuestas, tampoco de las acusaciones de corrupción entre unos y otros, es más, pareciera que solo las filias o fobias fueran suficientes para tomar la decisión de un voto, para elegir presidente de la República, los senadores, diputados federales y alcaldes.
Este martes 12 es el tercer y último debate entre los aspirantes a la presidencia de la República, van a hablar de pobreza, desarrollo social y a esta hora la preocupación más grande entre la gente es que ocurrirá con El Chucky LOZANO, si OSORIO hará sus clásicas rotaciones y cuantos goles habrá de meterle Alemania a México en su primer partido de la copa mundial en Rusia.
En algunas partes más se habla de la última novela pero no, nadie parece estar interesado en lo que pudieran decir en el debate presidencial sobre el tema que más adolece México, la pobreza.
Lo más triste es que no solo es la política nacional la desdeñada, en lo local estamos peor, allá en Reynosa hubo un debate entre los aspirantes a alcaldes de ese municipio y apenas lograron una audiencia de mil 200 seguidores que veían en las redes sociales el mismo, tampoco nada trascedente.
Estamos de acuerdo, los debates se han devaluado tanto que ya muy pocas personas en su sano juicio los toleran o los pueden seguir de principio a fin, más aún, casi nadie termina con un buen sabor de boca, a la mayoría de los ciudadanos nos da la impresión que no sirven de nada.
Ojalá los hechos ayuden a cambiar por menos los formatos de posteriores debates, quizá nuevas reglas, entre ellas que dichos actos sean obligatorios para candidatos a alcaldes, diputados y senadores y con penalizaciones graves, al que mienta flagrantemente para desprestigiar al enemigo que lo expulsen de las contiendas, a quien proponga acciones irrealizables amonestaciones públicas y, finalmente, con la obligación de presentar por lo menos tres propuestas claras en cada uno de los temas.
Por supuesto que no se hará ninguna reforma electoral ni se propondrán sanciones como las que le menciono, los políticos no son suicidas, ellos piensan que las campañas electorales son como la guerra, que todo se vale y saben que mientras se descubre si son verdad o mentira sus dichos ellos ya ganaron los votos, esos se suman y ya nadie los echa de reversa.
La lengua de los candidatos, de casi todos los políticos, está desprestigiada, por eso nadie parece enterado que este martes será el último debate de los aspirantes a la presidencia de la República, tan mal andamos en la política que le apuesto mil a uno que si una novela está en su trama final o interesante, tendrá un millón de veces más rating que el encuentro entre los políticos, lo que nos dibuja que la gente de este país le cree más a los actores e historias inventadas que a quienes van a ejercer presupuestos y poder a partir del 1 de octubre de este año.
No es todo, también es un hecho que cualquier tema de la selección nacional de fútbol tendrá más audiencia o importancia que lo que pudieran decir ANDRES MANUEL, RICARDO, MEADE o EL BRONCO.
Si, así de jodidos estamos, nos divierte y preocupa más una novela o el fútbol que la política, no nos interesa el futuro de los hijos, familiares, vecinos, amigos y hasta que el nuestro más que los balazos, el divorcio o nuevo noviazgo en una serie, parte es culpa de los políticos que nos alejan lo más posible de esa actividad para que no les estorbemos cuando roban, parte es como se han desempeñado los gobiernos del pasado, pero más culpa tiene la ciudadanía que todavía no atina a comprender que si bien es cierto en la política está el origen de todos nuestros problemas también ahí está la solución, si elegimos un mal político tendremos un mal gobierno, si elegimos al mejor tendremos un gobierno mejor, la fórmula no tiene secretos, ellos no cambian de la noche a la mañana, quizá en las campañas se disfracen como gente buena, pero su pasado es inocultable, sabemos quién da resultados y tiene firmeza y quién solo aspira a gobernar por lo atractivo de los presupuestos y esa sensación de grandeza que da el poder político, ¿no?..
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