El Cronista Francisco Ramos recuerda que los canales descubiertos datan de inicios del Siglo XIX.
Por Jacqueline Cárdenas
Debido a los trabajos de remodelación de la Avenida Francisco I. Madero, quedaron al descubierto vestigios de las acequías urbanas con más de un siglo de antigüedad, que tenían la función de proveer a los victorenses de aguas cristalinas.
Francisco Ramos Aguirre, cronista de Ciudad Victoria, confirmó la antigüedad de tres acequías que se ubican en la avenida del 17, entre las calles; Méndez, Doblado y Juárez en la acera que se encuentra del lado Oriente.
En entrevista Ramos Aguirre destacó que las acequías del 17 tienen dos aspectos de valor para los victorenses; uno histórico y otro sentimental, razón por la que el INAH busca que estos canales sean respetados por su antigüedad durante el periodo de restauración.
El cronista contó que la famosa acequía atravesaba la Avenida Francisco I. Madero desde inicios del Siglo XIX en tiempos de la colonia. Su entorno estaba arbolado por álamos, encinos, framboyanes, ceibas y otras variedades de árboles, donde paseaban numerosas especies de animales como ardillas, urracas, pericos, chinchos y pájaros carpinteros.
Las aguas cristalinas de las acequías brotaban del Río San Marcos y corrían desde Tamatán hasta llegar hasta esta famosa avenida y estaban diseñadas para proveer de agua a los habitantes de aquella época para riego de los huertos, darle de beber a las bestias de carga y para uso doméstico.
«Según algunos testimonios de personas que vivieron cerca de este lugar, se cuenta que había pescaditos y tortugas nadando en las aguas de las acequías. Al salir de las escuelas, los niños colocaban en su cauce barquitos de madera o papel, con recados dirigidos a una amiga que los esperaba cuadras abajo, la gente se bañaba en estos canales por las tardes para mitigar el calor».
Sin embargo debido a una crisis epidemiológica que se vivió en el país, en 1906 se estableció un reglamento que aplicaba multas a quienes bañaban bestias dentro de las acequías. También a las personas que lavaban ropa o se bañaban dentro de las acequías. Se pagaba entre $1.25 y $2.50 la multa a quien infringiera este reglamento.
«Las acequías son el antecedente más antiguo sobre el uso del agua doméstica, para el riego de huertas y de consumo humano que se tiene, en eso consiste su valor histórico, por otro lado está el valor sentimental sobre todo en los que nacieron en los años veinte y treinta porque estas acequías estaban incorporadas a la vida cotidiana, la gente se bañaba en sus aguas hasta que se hizo un reglamento para el uso de las acequías para que la gente no bañara ahí a los animales ni se metieran a bañar las personas porque de alguna manera era un foco de infección».
Revivirán las acequías
Mencionó que ahora que quedaron al descubierto tres tramos de lo que fueron las acequías van a ser intervenidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para su restauración y conservación a través de un proyecto que le permita a los ciudadanos contemplar las acequías y conocer su valor histórico.
«Con la intervención del INAH y gracias a la ciudadanía que pone especial énfasis en conservar este tipo de recuerdos, que son vestigios arquitectónicos de algo que parece muy sencillo, pero que tiene gran pertenencia para los ciudadanos».
SABÍAS QUÉ…
Las acequías del 17 tienen dos aspectos de valor para los victorenses; uno histórico y otro sentimental, razón por la que el INAH busca que estos canales sean respetados por su antigüedad durante el periodo de restauración.