“Se ha elegido para la cumbre un lugar muy cómodo tanto para Rusia como para Estados Unidos. Se trata de un tercer país”, anunció el asesor de Putin
Agencias
Washington.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, acordaron este miércoles la celebración de una cumbre entre el jefe del Kremlin y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
“Se ha elegido para la cumbre un lugar muy cómodo tanto para Rusia como para Estados Unidos. Se trata de un tercer país”, anunció el asesor de Putin para Asuntos Internacionales, Yuri Ushakov, tras la reunión entre Bolton y el mandatario ruso en el Kremlin.
Agregó que la fecha y el lugar del encuentro entre los presidentes se anunciarán mañana.
El 7 de mayo pasado el presidente Trump felicitó a Putin por su investidura para un cuarto mandato, según anunció en ese momento la Casa Blanca que, no obstante, destacó la importancia del derecho a protestar pacíficamente, tras la detención masiva de manifestantes opuestos al Kremlin.
“El presidente lo felicita y espera con ansias el tiempo en el que podamos tener una buena relación con Rusia”, dijo a los periodistas la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
“Sin embargo, Estados Unidos cree que todos tienen derecho a ser oídos y congregarse en paz”, añadió.
Trump había sido criticado en marzo en su país por llamar a Vladimir Putin para felicitarlo por su reelección, en un clima especialmente tenso entre las potencias occidentales y Moscú, acusado de ser responsable del envenenamiento en Reino Unido del exespía ruso Serguéi Skripal.
La sombra de Rusia persigue a la presidencia de Donald Trump desde que éste llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, con la investigación de sospechas de colusión entre su campaña y el Kremlin antes de su elección en noviembre el 2016.
Durante la campaña, el magnate republicano había prometido un acercamiento con Putin.
Pero la administración Trump realizó en marzo “la mayor expulsión” de diplomáticos rusos de la historia, con una represalia coordinada sin precedentes entre las potencias occidentales tras el envenenamiento de Skripal y su hija.
Ya a principios de marzo, el gobierno estadounidense había anunciado una serie de sanciones contra individuos y entidades rusas en respuesta a la injerencia de Moscú en la elección presidencial de 2016, y a varios ataques cibernéticos.
En Rusia, la ceremonia de toma de posesión del presidente estuvo precedida por una serie de manifestaciones anti-Putin en todo el país, convocadas por el líder opositor Alexei Navalny, que dieron lugar a unas mil 600 detenciones, incluida la del propio Navalny.