1._ El gran perdedor de la elección de ayer sin duda debió ser el abstencionismo, en algunos lugares, como fue el caso de la central de autobuses hasta boletas faltaron, las 750 asignadas resultaron insuficientes, hablan de que mucha gente se quedó sin votar porque desde las dos de la tarde ya no había.
Dirá el lector o lectora que ahí siempre pasa lo mismo, que siempre faltan boletas y dice bien, pero en el Hospital General de esta localidad, donde también se instaló una casilla especial, también hubo mucho malestar porque la gente quería votar y según el Instituto Electoral de Tamaulipas esa casilla solo era para que sufragaran médicos enfermeras, pacientes y sus familiares.
La euforia de la gente, algunos eran de otros municipios de la entidad, era tanta que hasta se registraron algunos altercados porque los funcionarios de casilla no los dejaban votar, el INE tuvo que acceder y permitir que personas foráneas votaran en esta casilla especial que por primera vez se instaló en un hospital.
Lo que le quiero decir es que fue demasiada la efervescencia que hubo, en sectores populares observamos que desde muy temprano, antes del mediodía, las ánforas estaban arriba de la mitad de boletas, los victorenses salieron a votar y lo hicieron desde muy temprano.
Destacamos la participación de los victorenses porque es algo inusual, aquí en la mayoría de las elecciones ha ganado el abstencionismo, la gente era apática, no participaba pero ayer todo fue diferente, muy probablemente más del 65 por ciento del padrón electoral votó.
Parece que los partidos políticos y sus candidatos en estos casi 90 días de campañas, sí lograron convencer al electorado para que saliera a votar, esperamos que nuestra apreciación no sea errónea, pero vimos que mucha gente lo hizo y eso claro que es bueno para el país.
Ahora los ganadores de esta contienda deberán cumplir con sus promesas, hubo quienes nos aseguraron que resolverían el problema por la falta de agua, hubo quienes también nos prometieron que regresarían el tren de pasajeros, veremos si cumplen, de lo contrario el pueblo se las recordará.
De verdad que esta fue una elección histórica, no solo por la participación de los ciudadanas y los ciudadanas, sino porque, (al menos hasta las cinco de la tarde que escribimos esta columna), no se registraron hechos lamentables, todo ocurrió en santa paz, lo cual aplaudimos y festejamos.
2._ El agandalle:
Difícil de creer, pero son muchos los que aseguran que el líder de los priístas en Tamaulipas, SERGIO GUAJARDO MALDONADO fue abofeteado por los candidatos al Senado, YAHLEL ABDALA CARMONA y ALEJANDRO GUEVARA COBOS, porque se agandalló un dinero de éstos.
Como usted lo lee querido lector o lectora, mismos trabajadores del Comité Directivo Estatal del Revolucionario Institucional fueron testigos de este vergonzoso hecho que evidentemente fue ventilado, se desconoce a cuanto asciende la cantidad que GUAJARDO les agandalló.
Trae tanta hambre el dirigente que ayer tuvo todo el día a los trabajadores del PRI y no les invitó ni siquiera un taco, no les dio dinero para que comieran, desde luego la gente anda muy molesta y no descartan que en el transcurso de esta semana, vaya a surgir una serie de protestas en contra de su dirigente estatal.
GUAJARDO trae esa mala fama desde que estaba en el SEDATU, si no nomás recuerde usted las múltiples protestas que diferentes sectores hicieron frente a ese edificio, porque SERGIO no soltaba los apoyos destinados a este sector de la población, ahora está haciendo lo mismo desde el PRI.
3._ No cantemos Victoria:
Aunque la jornada electoral se llevó a cabo de manera pacífica en casi todo el país, todavía no podemos cantar victoria porque seguramente los ánimos se van a calentar una vez que se conozcan los resultados de la elección, posiblemente muy pocos van a aceptar que perdieron.
Ojalá y no sea así, «que no suelten al tigre», porque ya tenemos mucha violencia como para añadirle más inestabilidad al país, ojalá gane la cordura y los perdedores acepten la derrota, y no alienten a la gente a la confrontación, al vandalismo, a los destrozos de edificios o comercios como se acostumbra.