Ha dedicado 18 años de su vida al oficio de «bolero» y ha podido sacar adelante a su familia.
Por Jacqueline Cárdenas
Aldo Sánchez, es un aseador de calzado que tiene su silla de bolero en la plaza del 8 Hidalgo. Con 18 años de trabajo, sacó adelante a su familia y con grandes sacrificios logró darles a sus hijos el estudio, uno de ellos está por terminar una carrera universitaria.
Aldo inició en este oficio, gracias a un amigo y compañero bolero al que le apodaban «El Gordo Volador», quien al verlo desesperado por la falta de empleo lo invitó a bolear en la plaza, él aceptó de inmediato sin tener ninguna experiencia como bolero, pero dispuesto a aprender con tal de llevar el sustento a su hogar.
«Un amigo que en paz descanse al que le decían El Gordo Volador, un día me vio que andaba desesperado porque en ese tiempo me quedé sin trabajo y me invitó a bolear, me dijo que tal vez me podía quedar aquí y le dije que sí sin saber hacer nada de esto, siempre había visto los boleros en la plaza pero nunca me habían llamado la atención y de primero rentaba una silla, ya después compré una silla propia».
Desde entonces se dedicó de lleno al oficio que inicia desde las 7:00 de la mañana para retirarse hasta las 7:00 de la tarde, comentó que diario llevaba su comida a su lugar de trabajo para no perder clientes.
Entre saludos, charlas y risas su día transcurre, en ocasiones se toma un breve descanso para comer o ir al baño. Al atardecer antes de que el sol se oculte recoge y limpia su lugar, dejándolo todo listo para el siguiente día.
Reconoce que en sus inicios como bolero tenía más clientes a diferencia de hoy que el trabajo ha bajado mucho, para la mayoría de los boleros.
«En aquellos tiempos si había trabajo para los boleros pero tiene algunos años que bajó considerablemente el número de clientes. Afortunadamente uno se va haciendo de su clientela y conocidos que les gusta nuestro trabajo y es como sobrevivimos».
Mencionó que trabajar por cuenta propia no genera antigüedad, prestaciones ni Seguro Social, así que a veces gasta la mayor parte de su sueldo en servicio médico y medicamentos.
«Eso es lo triste de este trabajo, pues ya dejé 18 años aquí y no tengo Seguro Social, prestaciones, no tengo nada, más lo que saco del día, pero como me fue gustando este oficio eso propició que no tomara en cuenta eso. Hace poco traía un problema estomacal y me entristece porque tuve que gastar lo de 15 días de trabajo».
Gracias a su trabajo le ha dado el estudio a sus dos hijos, incluso uno está por terminar su carrera en una escuela militar y el otro todavía cursa la secundaria. Recuerda que cada inicio de ciclo escolar siempre andaba apurado por el pago de las inscripciones y los útiles escolares, ahora solo se preocupa por los gastos de su hijo menor.
Durante estos años trabajando en la Plaza se ha dado cuenta de varias irregularidades que suceden a diario y que las autoridades no le prestan atención. Por ejemplo algunos motociclistas se suben a la plaza, siendo que es exclusiva para peatones, otra cosa que le molesta mucho es la falta de respeto a los cajones para personas con discapacidad, asegura que a diario autos se estacionan en estos lugares, aunque vean la señal de que es para personas con discapacidad.
«Yo siempre comento esto, les hablo a las personas para que hagan conciencia, algunos me contestan de manera grosera, una vez tumbaron el poste con la señal para personas con discapacidad, yo fui a tránsito para que la pusieran, pero nunca fueron y yo le pagué a una persona para que la arreglara».
Por último dijo que en la Plaza se ocupan baños públicos para los ciudadanos y personas que trabajan en los alrededores, pero es algo que los boleros ya pidieron y hasta la fecha no se ha tomado en cuenta por las autoridades.
SABÍAS QUÉ…
Trabajar por cuenta propia no genera antigüedad, prestaciones ni Seguro Social, así que a veces gasta la mayor parte de su sueldo en servicio médico y medicamentos.