Una paradoja es una proposición en apariencia verdadera, que […Intrínsecamente] conlleva a una contradicción lógica o a una situación que infringe el sentido común.1
Para el viejo Filósofo la vida está llena de paradojas: “Miles de años antes de que la invasión estadounidense llevara la guerra a Irak, en esta tierra bárbara, había nacido el primer poema de amor de la historia universal. En lengua sumeria, escrito en el barro, el poema narró el encuentro de una diosa y un pastor. INANNA, la diosa, amo esa noche como si fuera mortal. DUMAZI, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.
Otra paradoja se da con ALEIJADINHO, el hombre más feo de Brasil, que creó las más hermosas esculturas de la era colonial americana. El libro de viajes de MARCO POLO, aventura de la libertad, fue escrito en la cárcel de Génova. Don Quijote de La Mancha, otra aventura de la libertad, nació en la cárcel de Sevilla.
Paradójico fue también, que fueron nietos de esclavos los negros que generaron el jazz, la más libre de las músicas. Uno de los mejores guitarristas de jazz, el gitano DJANGO REINHARDT, tenía dos dedos en su mano izquierda inmovilizados. No tenía manos GRIMOD DE LA REYNIERE, el gran maestro de la cocina francesa. Con garfios escribía, cocinaba y comía”2.
El viejo Filósofo, se ha convertido un paisajista escritural, de ese impresionante caleidoscopio formado por el maravilloso mosaico cultural popular de la nación, que impregnado de la sabiduría heredado de la tradición oral de la que son recipiendarias las abuelas, vibra con el sentido común y con la fuerza de la vida, que el mexicano tiene a flor de piel.
Ello me lleva a ver que en este país de contradicciones, en el que vivimos, en lo más íntimo de nuestro ser nacional, hay una serie de paradojas, entre ellas: Los huracanes, las tormentas que han azotado nuestro país, si por una parte trajeron consigo desolación, destrucción de infraestructura, miles de damnificados, decenas de desaparecidos y muertos, por otra parte lo paradójico es que enriquecieron las presas, trajeron vida al desolado campo mexicano y como por un encantamiento, que nos hace sentir nuestra la tragedia humana del hermano, hicieron que brotara el manantial de la magia de la solidaridad del mexicano.
Las paradojas nos recuerdan que somos un pueblo más grande que la violencia y la tragedia, y la genialidad del humor del mexicano, a propósito cinco cirujanos de Güémez, en la antesala de los quirófanos comentaban sobre quienes, para ellos, eran los mejores pacientes en una sala de operaciones.
Simpliano, el primer cirujano dice:
― Han de saber que a mí me encanta operar Contadores Públicos, parece paradójico porque cuando los abres… ¡TODO ESTA ORDENADO POR NUMEROS!.
Virulo, el segundo cirujano comenta:
― Sí, pero para mí los electricistas son mejores, porque paradójicamente todos sus órganos están perfectamente en orden y además codificados por colores… ¡NO HAY FORMA DE EQUIVOCARSE!.
Toca el turno a Anacorito, el tercer cirujano:
― No, pa’ mí los mejores son los bibliotecarios, por dentro de ellos… ¡TODO ESTA CODIFICADO ALFABETICAMENTE!
Ovárica, la cuarta cirujana afirma:
― Miren pa’ mí, los mejores son los mecánicos… ¡YA TRAEN LAS PIEZAS DE REPUESTO QUE HAY QUE COLOCAR!.
Audomaro, el sabio cirujano había quedado al último, rosando con su diestra la barbilla, meditabundo afirma:
― Siento mucho disentir con ustedes, pero pa’ mí, los políticos son los mejores pacientes del mundo para operar: No tienen corazón, no tienen estómago y además, son tan singulares que… ¡EL CEREBRO Y EL TRACERO SON INTERCAMBIABLES!.
1 http://ensayosgratis.com/Biograf%C3%ADas/Paradoja/71011.html
2 http://www.elortiba.org/galeano1.html
filosofo2006@prodigy.net.mx
PARADOJAS.
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