Los escuchaba y no sabía si sentir coraje, pena o compasión, no sabía si reír o llorar, se trataba de un grupo de maestros que recorren el país con el objetivo de regresar a Elba Esther Gordillo a la dirigencia nacional del SNTE, según ellos, porque se cometió una arbitrariedad en su contra, que es la mujer más decente y casi se merece un altar por haberles hecho el favor a los profesores de presidir su sindicato.
Se referían a ella como una mujer inmaculada, con liderazgo, daba la impresión de que pretenden que regrese para que el maestro recupere su prestigio y liderazgo frente a la sociedad en automático.
Vaya, los maestros que la quieren otra vez en su dirigencia nacional parecen no haberse enterado que mientras ella es la única maestra millonaria en todo el país, una de esas mujeres que se podían dar el lujo de comprar una muda de ropa y accesorios con valor superior al cuarto de millón de pesos solo para utilizarla un día especial.
No, los maestros que quieren que regrese tampoco se han dado cuenta que durante su liderazgo se redujo el poder adquisitivo de su salario al grado de que los empobrecieron con trucos como el endeudarlos y cobrarles vía nómina compras hasta de mueblerías, coches y terrenos de panteón.
Obvio es que si lo que les duele, el bolsillo, pasó desapercibido en sus cabezas, pues a ese grupo de maestros que quieren que regrese Elba Esther tampoco se les puede exigir que conozcan que en su liderazgo la calidad de la educación en México se convirtió en lo peor a nivel mundial, competía apenas con Haití y otros países empobrecidos o en guerra.
Fue, durante el liderazgo de Elba Esther, que la venta de plazas y el heredar las mismas o venderlas a conocidos y amigos era práctica común, como si el futuro de los mexicanos tuviera que ser obligatoriedad lo atendieran familias privilegiadas que, a veces, ni siquiera contaban con el perfil de maestros.
Deje me permito el lujo de contarle una historia.
De niño, de aquellos días en los que sueñas ser todo, mi deseo más grande era convertirme en maestro, en enseñar, me parecía la profesión de mayor reconocimiento social que además contaba con un buen sueldo para aquellos tiempos y, en lo personal, era la responsabilidad más grande de todas las que puede tener un hombre, el futuro de los niños en tus manos.
Algo paso en el trayecto, ya luego les contaré, que si bien termine en la entonces Facultad de Ciencias de la Educación la especialidad en Sociología jamás toqué un gis ni he tenido la fortuna de ser maestro pero sigo considerando que esa es la mejor profesión de todas, la de mayor responsabilidad porque significa, le insisto, formar a los nuevos mexicanos.
El caso es que yo deseaba ser maestro porque en aquellos días de mi niñez quien estaba frente a un grupo parecía un segundo padre de todos sus alumnos, ganaba bien, la sociedad le reconocía como educado, sabio, inteligente y por ello daba lo mejor de sí, cosa que, precisamente, se esfumó de mi cabeza por ver como destruían a los maestros los liderazgos sindicales en contubernio con los gobiernos en turno.
La puntilla para desaparecer mis sueños de ser profesor fue no concebir que los maestros se dejaran mangonear y maltratar por aquellos sindicatos que por fortuna van desapareciendo o cambiando, no entendía que los hombres y mujeres más preparados, críticos y educados del país cayeran en esa apatía, que se agazaparan en sus salones para no ser borrados en su totalidad, dejaron de ser líderes, dejaron casi todo en manos de ladrones como Elba Esther y compañía.
Por eso es que le digo que no sabía si llorar o reír cuando escuchaba a esos maestros exigiendo que regrese Elba Esther al liderazgo del SNTE, que además viene con sed de venganza y recargada, y no es lo peor, lo verdaderamente triste es que al final los mexicanos tampoco hacemos nada para frenar ese regreso, parece que poco nos importa estar como estamos o el futuro de nuestros niños.
En otras cosas… el senador Ismael García Cabeza de Vaca presentó una iniciativa de reformas legales, para establecer la obligación de los prestadores de servicios de seguridad privada de aplicar anualmente exámenes médicos, psicológicos, toxicológicos y de control de confianza al personal operativo en las instituciones autorizadas.
Al presentar su propuesta ante el pleno, a nombre propio y de la senadora Kenia López Rabadán, el senador por Tamaulipas explicó que el combate a la delincuencia requiere adecuaciones constantes al marco normativo, a fin de ir un paso más adelante y cerrarle los espacios para impedir que puedan operar al margen de la ley o los delincuentes se cobijen en este tipo de empresas y por ello, dijo, es necesario contar con mejores medidas de control y regulación para las empresas de seguridad privada que operan.
“Es indispensable contar con mejores medidas de control y regulación para las empresas que prestan los servicios de seguridad privada, desde una perspectiva de dos ejes: capacitación general de su personal y certificación en control de confianza emitida por las instancias públicas o privadas que a su vez se encuentren avaladas por el Centro Nacional de Certificación y Acreditación”, indicó en la tribuna parlamentaria.
Lo anterior, abundó, como uno de los muchos pasos que se tienen que dar para evitar que estos servicios sean refugio para policías con antecedentes penales, adicciones o sanciones, personal no capacitado que porta armas de fuego, e incluso de quienes se aprovechan de la figura de guardias de seguridad para delinquir.
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Elba Esther reloaded…
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