Cd. Victoria, Tam. Desde que tengo memoria, en este México nuestro, no registro hasta hoy una elección de candidatos que haya dejado contentos a todos los sectores de un partido. Elegir es discriminar, alguien gana, otros quedan fuera, el consenso absoluto es utopía.
El problema es y seguirá siendo el método. Si la puja interna por las candidaturas, de lista o distrito, implicó alguna suerte de participación razonada de las bases, consulta, diálogo o (como se decía antes) auscultación, al menos entre cuadros medios.
O bien si se trató de un mero forcejeo de intereses donde quien tuvo más saliva masticó más pinole. Méritos versus malicia, cuerpeo contra pataleo, la astucia del amarre previo contra el valor expresado en un proyecto, personal o de grupo.
Y el reto es mayúsculo para MORENA en Tamaulipas pues, como partido recién fundado, no tiene referentes en su pasado regional que le sirvan de guía o de rumbo cierto.
Recordará usted que el Movimiento de Regeneración Nacional nació apenas en 2011 como movimiento político, para convertirse en partido en 2014.
Desde entonces, Tamaulipas ha vivido tres procesos eleccionarios: (1) los comicios simultáneos de gobernador, alcaldes y congreso en 2016, (2) de alcaldes en 2018 y (3) este 2019 renovará el congreso.
Ciertamente, MORENA ha ido de menos a más. Se recordará el triste resultado obtenido por su candidato a gobernador HECTOR GARZA GONZÁLEZ en aquel verano del 2016.
En números cerrados, sacó muy apenas 32 mil votos contra los 721 mil del ganador FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, 486 mil de BALTAZAR HINOJOSA y 84 mil de GUSTAVO CÁRDENAS.
En aquel año, la cosecha fue magra para el obradorismo. Conquistó una sola curul en el Congreso estatal (plurinominal) y, lea usted, ninguna alcaldía.
LO INESPERADO
En 2016, la popularidad de AMLO lo situaba a la cabeza de las encuestas presidenciales, pero aún no le alcanzaba para representar peligro alguno para los partidos tradicionales en Tamaulipas.
Nadie en su sano juicio podría haber imaginado la avalancha de votos cosechada por ANDRÉS MANUEL dos años después.
Tampoco la distancia de 31 puntos que le sacó a su más cercano competidor RICARDO ANAYA (53% contra 22%) ni la debacle que relegó al abanderado priísta PEPE TOÑO MEADE a un vergonzante 16%.
Ni que el PAN, siendo partido gobernante en nuestra entidad, fuera a perder la puja por el senado y se haya tenido que conformar con dos de nueve diputaciones federales, quedando seis para MORENA y una para el Movimiento Ciudadano.
A partir de entonces, el reino de lo inesperado se fue instalando en la prospectiva regional. La figura del doctor AMÉRICO VILLARREAL empezaría a despuntar hasta el otoño de 2017, luego de una trayectoria meramente apartidista en cargos vinculados al sector salud. A un ritmo acelerado se convertirá en candidato puntero a la senaduría que hoy ostenta.
En paralelo, una figura meramente local como era el reynosense JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL, despegaría en fecha aún posterior, en 2018, cuando se proyecta en el plano estatal tras su nombramiento como coordinador (delegado, representante) del gobierno federal en la entidad.
De manera comprensible, como todo partido en proceso formativo, MORENA tiene más figuras que cuadros intermedios, abundancia de personalidades y aliados de postín, aunque un votante meramente clientelar que está muy lejos de figurar como militancia real, articulada, actuante.
“Más jefes que apaches”, reza el dicho popular, con sobrada razón.
TIEMPO DE APARECIDOS
Y bueno, una vez instalado como partido gobernante en Palacio Nacional y las dos cámaras, inevitablemente se convertiría en un imán para no pocas figuras del hoy desarticulado Partido Revolucionario Institucional.
¿Podría alguien haber imaginado que el exprocurador geñista, exsecretario general de gobierno (e indudable mano dura) del cavacismo JAIME RODRÍGUEZ INURRIGARRO buscaría algún día el calor de una organización de izquierda?
Presencia acaso anecdótica, como lo fueron las de JAVIER VILLARREAL, OSCAR LUEBBERT y ELISEO CASTILLO, entre otros.
Desde luego, están (todos) en su derecho de recomponer y actualizar sus respectivas militancias. Aunque más creíbles fueran si lo hubiéramos visto haciendo trabajo de estructura en tiempos no electorales.
De otra manera se tiende a interpretar como el más triste de los oportunismos la presencia de dichas figuras cuando ya estaba cercano el reparto de candidaturas.
Nadie los vio en la fatiga del trabajo proselitista, hoy quieren cosechar lo que no sembraron. Y son mitos, mire usted, a estas alturas, ya ninguno de ellos trae canicas.
Ciertamente, hay cosas que no cambian, como las caravanas de tamaulipecos (“buscachambas”, decía don LUPE DÍAZ) que elección tras elección van de peregrinaje a la capital del país. Devoción muy antigua que se pierde en la niebla de los tiempos.
Desde aquellos años del PRI-aplanadora, los aspirantes a toda suerte de cargos tocaban puertas en Bucareli, Insurgentes Norte, algunos en el viejo palacio de Donceles, antiguos templos y capillas, comederos y cenáculos de la jerarquía tricolor.
Cambiar para no cambiar. Ahora el cabildeo de nuestros paisanos se enfoca (como bien apunta la colega MARTHA ISABEL ALVARADO) hacia “los machuchones” de MORENA.
Van y vienen, pues, los “camajanes” de la región, con sueños, promesas y recomendaciones, alguien dirá que platicó con el jefe MONREAL o su mariscal de campo ALEJANDRO ROJAS DÍAZ DURÁN.
Hubo quien le hizo guiños a PONCHO ROMO y su pupila TATIANA CLOUTHIER.
Y no pocos regresaron presumiendo amarres con doña YEIDCKOL POLENSKY, la dama que (oiga usted) hoy por hoy, parece convertida en la CATALINA CREEL de la presente etapa electoral.
En efecto, la dama del parche y de los muchos parches, algo toscos y mal hilvanados, que le encajó a la lista electoral. Relación de nombres que, por cierto, está muy lejos de ser la definitiva.
BUZÓN: lopezarriaga21@gmail.co
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