Para esta ciudad los exabruptos de Trump en los últimos 12 días accionaron cambios que no se pueden deshacer fácilmente, dicen aduanales
Nuevo Laredo, Tam.- La agitación en Laredo comenzó poco después de la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a los productos mexicanos. Desde entonces no ha cesado, incluso después de que el mandatario diera marcha atrás al plan arancelario.
«Es una pesadilla logística», dijo José González, un agente de aduanas en la ciudad fronteriza de Texas, que este año se convirtió en el mayor puerto de entrada a EU. González está contratado por empresas para garantizar que los productos crucen la frontera en condiciones óptimas y paguen los aranceles iniciales.
La semana pasada, González recibió decenas de llamadas de fábricas y se organizó para duplicar algunos pedidos antes de que los impuestos entraran en vigencia. Después de que Trump retirara su amenaza arancelaria la noche del viernes, las empresas volvieron a enviar frenéticos mensajes para reanudar su ritmo de entrega regular.
Esta semana, González seguía lidiando con una escasez de recursos y espacio. Concluyó que por cada camión en Laredo, había alrededor de dos cargas que debían trasladarse a sus destinos finales.
Para esta ciudad de aproximadamente 260 mil habitantes, los exabruptos de Trump en México en los últimos 12 días accionaron cambios que no se pueden deshacer fácilmente.
La ciudad está definida por el comercio entre ambos países, con sus parques industriales que albergan a cientos de compañías transportistas y alquiler de camiones, almacenes, estaciones de servicio y operadores que hacen funcionar el comercio diario.
Si bien las tensiones inmediatas han disminuido, los trabajadores aún enfrentan incertidumbre sobre lo que vendrá después de un presidente que puede cambiar la política con un solo tuit.
«Es como un combate de lucha libre: Tienes el pie de alguien en tu garganta y puedes respirar, pero solo lo suficiente», dijo González.
