Sólo queríamos llegar a EU, relata esposa de Oscar

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Tania Vanessa Avalos no sabe si llevar los cadáveres de su esposo y
su hija a El Salvador o esparcir las cenizas en el río Bravo

Por Arnoldo García
Matamoros, Tam.- Tania Vannesa Avalos, vio morir a su esposo Oscar Alberto Ramírez Martínez y a su hija Valeria en el Río Bravo, y ahora no sabe que hacer con sus cuerpos.
Estos se encuentran depositados en el Servicio Médico Forense de la Procuraduría de Justicia en tanto decide Tania si llevarlos a El Salvador o cremarlos y arrojar sus cenizas al Río Bravo, para que queden cerca de Estados Unidos.
El Gobierno de Tamaulipas, así como el Consulado de El Salvador en McAllen, Texas, pero sobre todo migrantes y asociaciones religiosas, han ofrecido su ayuda para que sí así lo decide Tania Vannesa, trasladar los cuerpos a El Salvador.
Tania no suelta el trapo con el cual se seca las lágrimas. “Oscar quería que cruzáramos encontrar haya un trabajo y poder dar a nuestra hija Valeria una mejor vida. Pero el río los arrastró, se los tragó”.
Por eso no sabe si incinerar los cuerpos de Oscar y Valeria y arrojar sus cenizas al río, para que así queden cerca de Estados Unidos que era su meta.
Tania Vannesa relata que hace dos meses llegaron a Matamoros para tramitar una visa humanitaria y cruzar a Estados Unidos en busca de empleo, pues en El Salvador las cosas son difíciles.
“Pero ya estábamos desesperados, se nos acabó el poco dinero que traíamos, pues los trámites en Migración de Estados Unidos son lentos y ponían más requisitos. No nos llamaban, íbamos al puente a las oficinas de Estados Unidos y nos regresaban que nos llamarían. Pero nada”.
“Por eso el domingo, Oscar me dijo que ya cruzaramos el río, que tuviera confianza, fe de que nada pasaría. El tomó a Valeria en los brazos y nos metimos agarrados a una cuerda, pero las aguas nos empezaron a arrastrar. Oscar sostenía a la niña con un brazo, pero no aguantó y se soltó”.
Al día siguiente los cuerpos de Oscar Alberto y Valeria fueron encontrados, la niña estaba bajo la ropa de su padre. “Yo logré regresar a la orilla, pero vi como el agua arrastraba a mi esposo y a mi hija”.
Se pasa el trapo por los ojos para secar las lágrimas. “Oscar quería que llegaramos primero a Houston o a Dallas, trabajar un tiempo y luego seguir más adelante donde pudiéramos establecernos”.
Ahora Tania no sabe si regresar a El Salvador y quedarse en la frontera mexicana a cumplir el sueño de su esposo de cruzar a Estados Unidos.

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