LOS CACIQUES.

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CARLOS LORET DE MOLA MEDIZ, abuelo del famoso conductor del programa de noticias Despierta con LORET, escribió el libro Los Caciques.

Maestro del periodismo como era, LORET DE MOLA MEDIZ aborda el caso del cacicazgo ejercido por GONZALO N. SANTOS en San Luis Potosí.

La historia está situada en los años cincuenta.

Narra:

“Aquella fría mañana de enero me quedé solo en la redacción de EL HERALDO de San Luis Potosí. Momentos antes, el jefe de redacción y 14 reporteros me habían emplazado:

“O cambia usted la política editorial hacia nuestro amigo, el gobernador MANUEL ALVAREZ y el General GONZALO N. SANTOS, o renunciamos en masa.

Le damos 24 horas para que lo piense”.

Y les respondí: 

“El plazo es muy largo y la puerta muy ancha. Ya se pueden ir todos por ahí. El periódico va a salir mañana. Mal, pero va a salir”.

Y se fueron.

Con las pocas notas que había y a golpe de vista empecé a “cabecear la información. Me ayudaron los trabajadores del taller y una valiente mujer secretaria.

Como hacía meses atrás había sido director de EL MUNDO de Tampico, mandé pedir cuatro reporteros. Y llegaron cuatro valientes, entre ellos, MANUEL MONTIEL GOVEA.

Empezamos la lucha periodística.

… Y nos empezaron a cancelar publicidad.

Entonces, en los espacios que quedaban en blanco por la ausencia de anunciantes, mandaba poner la leyenda: “Publicidad cancelada por órdenes del sátrapa, MANUEL ALVAREZ”.

O cuando sabíamos que la orden de cancelarnos la publicidad era del General GONZALO N. SANTOS, ponía la leyenda. “¨Publicidad cancelada por órdenes del cacique”.

La circulación del periódico registró colosal incremento.

Los anunciantes nos pagaban sin factura y nos decían: “No se rajen”.

Nosotros, en las noticias, solo señalábamos aquellos actos que lesionaban los intereses del pueblo.

Los actos de corrupción.

La lucha era diaria.

Algunas veces salpicábamos historias, con las sórdidas acciones del cacique.

Hasta que presionaron a los trabajadores de talleres y estos, encabezados por su Secretario General, apesadumbrados, nos emplazaron a huelga.

“En 72 horas nos callaran”-, escribí un editorial.

Y conté toda la presión de que éramos objeto.

Pero intervino el Presidente ADOLFO RUIZ CORTINES.

El Director de Comunicación Social me llamó y me dijo: “Ven a México. El Presidente ya arregló todo. No habrá huelga”.

Y allá fui.

Me dijo que el Presidente RUIZ CORTINES llamó al General GONZALO N. SANTOS y que le había dicho: 

– “Mi amigo, el General GONZALO N. SANTOS sabe que la vida de esos periodistas de San Luis, peligran y que debemos de cuidarlos ¿Verdad General?.

Mi amigo el General GONZALO N. SANTOS sabe que ese emplazamiento a huelga al periódico El Heraldo no está bien fundamentada ¿Verdad, General?”.

Y ya se arregló, no habrá huelga, pero el General SANTOS te quiere ver”.

“Pues no voy” – contesté.

“Ve. No te va a hacer nada”-.

Me convenció y fui a una dirección de una lujosa casa en la Ciudad de México.

Me recibieron y al rato apareció el General y me dijo:

“Oiga Don CARLOS, que ching… quiere usted”.

“Nada” –contesté y me di la vuelta para salir.

“¡Espérese!” – dijo- “Está bien. No habrá huelga… Pero ya párele con sus publicaciones”.

Le dije que nosotros solo informábamos con objetividad. Señalábamos lo que la gente miraba mal puesto.

Medio charlamos y me fui.

Hable con la dueña del periódico, una dama a la que fue un honor servir, le dije que ya se había arreglado todo y me fui a Chihuahua.

Luego fui diputado federal y luego gobernador de Yucatán

En el primer informe de gobierno del Presidente de la República, en la fila que se destinaba a los gobernadores, había un ex gobernador enseguida de mi asiento. Y el ex gobernador era GONZALO N. SANTOS.

-“¿Cómo le va amigo CARLOS?”-, dijo.

-“Bien, Señor General”-.

-“No crea que he olvidado lo de San Luis. Por cierto ¿No salía usted mucho?”-.

Me reí con ganas.

“Claro que no” –, le dije- ¿A qué?”.

FRANCISCO MARTINEZ DE LA VEGA, que ya era gobernador de San Luis, el General GONZALO N. SANTOS y yo nos comprometimos a comer una vez al mes.

Y así lo hicimos durante algunos años”.

Quise escribir esto para saludar al maestro periodista DON MANUEL MONTIEL GOVEA deseando, con respeto, que recobre su salud.

KIKO ELIZONDO…

Hoy, el presidente del CDE del PAN, FRANCISCO, KIKO, ELIZONDO, apadrinará la generación 2016-2019, de los estudiantes del Bachillerato Tecnológico del Instituto Tamaulipeco de Capacitación para el Empleo, en una ceremonia que se realizará en el salón de un hotel del sur de la ciudad.

El evento está programado para las once de la mañana.

“VOY A PAVIMENTAR LA MAYOR PARTE DE LAS CALLES”: JORGE

Cuando en 1981 inició su gestión el presidente DON JORGE CARDENAS GONZALEZ, una noche nos reunió a los reporteros y directores de periódicos y nos dijo: “Voy a pavimentar la mayor parte de las calles de Matamoros”.

“¡Qué bueno!”-, dijimos.

-“Pero voy a pavimentar las calles, no voy a arreglar el subsuelo. Lo que pasa es que las calles están llenas de baches y debemos de arreglarlas. Solucionar el problema del subsuelo, es muy tardado y costará muchísimo dinero”- ,dijo.

Así lo hizo.

Vino la máquina “Cutler” que ahora se conoce como “El dragón” y pavimentaba hasta 10 cuadras diarias.

La primera calle que registró un “caído” fue la Tercera y Magallanes.

Y el problema subsiste aún.

GUILLERMO LASH, gerente de la Junta de Aguas, dijo al respecto:

“Para la rehabilitación completa de uno de los llamados “caídos”, es necesario el análisis del subsuelo, hacer pruebas de laboratorio de suelos, y un plan de ingeniería en vialidad, ya que no se trata únicamente de tapar o de rellenar pozos y cambiar tubería, ya que como en el caso de los “caídos” sobre la Calle Tercera y Magallanes (por citar un ejemplo) es necesaria una labor a fondo en el que intervengan diversos organismos e instituciones relacionadas con el tema, así como la Junta de Aguas. 

La Calle Tercera y Magallanes en donde el suelo es muy blando o lleno de fango debido al manto freático muy alto, el cual afecta una pavimentación tradicional o normal similar al de otras calles, en donde el manto freático está lo suficientemente bajo como para que si dure el pavimento.

Por hoy, es todo.

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