Por Alma Niger
Ya es oficial: por 30 días los mexicanos con visa láser tendrán restringido el cruce a los Estados Unidos y sólo podrán hacerlo en cuestiones de emergencia, esto como parte de las acciones que han dictaminado las autoridades para protegerse contra el coronavirus. A través de un comunicado el Departamento de Seguridad de los Estados Unidos dio a conocer que se acordó con las autoridades mexicanas que se restringirán todos los viajes no esenciales, y esto se refiere a los de naturaleza turística o recreativa, lo cual inicia a partir de las cero horas de este sábado 21 de marzo, con la posibilidad que el período de restricción se intensifique de acuerdo a como lo dicte el desarrollo de la pandemia. Cabe aclarar que los puentes no van a estar cerrados, pues el tránsito de mercancías continuará de manera normal, además de que ciudadanos y residentes americanos podrán ir y venir también pero con ciertas limitaciones, pero en el caso de los mexicanos que no tengan nada importante que hacer de aquel lado, serán regresados.
TAMBIÉN REVISIONES EN MÉXICO
Y para el caso de quienes crucen de Estados Unidos a México, también hay reglas a acatar, pues en este aspecto las autoridades de la aduana, con apoyo de elementos del Ejército, ya empezaron a revisar todos los vehículos que arriban al país, no tanto para checar la mercancía que traen, si no para ver que no tengan síntomas del coronavirus como pueden ser gripe, tos, dolor de cabeza, entre otros, pues en este sentido el gobierno mexicano también está actuando, y en determinado momento también se puede regresar a los ciudadanos y residentes americanos que porten síntomas del mal. En este sentido se actuará al parejo que como estarán actuando las autoridades americanas con los mexicanos, ya que ese es el acuerdo entre ambos países.
MÁS CASOS EN USA QUE EN MEXICO
Ahora viéndolo bien, esto de la restricción del cruce de mexicanos a Estados Unidos en teoría nos beneficia, pues no hay que pasar por alto que hay muchos más casos de coronavirus en la Unión Americana, que en México, por lo tanto los mexicanos estamos más propensos a atrapar la enfermedad de aquel lado del río, que en nuestro propio país, supuestamente. Baste saber que el corte al 20 de marzo establecía que en Estados Unidos se habían detectado 14 mil 549 casos (3 de ellos de hecho en Laredo, Texas), con 218 fallecimientos, mientras que México solo presenta 164 casos, con apenas 1 muerto. Aunque claro que no faltará quien diga que en Estados Unidos hay más casos porque hay más facilidad de detectarlo, lo que no ocurre en nuestro país, donde a las autoridades del gobierno federal les sigue valiendo horro la enfermedad, pero bueno, hay que presentar cifras alegres.
TEMOR DE OBREROS POR EL CORONAVIRUS
Hay temor entre los obreros neolaredenses por los riesgos de contagio de coronavirus a los que están expuestos en las fábricas donde laboran. Y es que para nadie es desconocido que la mayoría de las maquiladoras de la localidad ocupan grandes cantidades de empleados, que en muchos casos laboran en pequeños espacios de manera conjunta, y por ende están propensos a verse infectados de la pandemia del momento. Y si bien es cierto que en las diversas fábricas se están tomando las medidas de seguridad correspondientes, también es cierto que han surgido rumores respecto a que ya se han detectado cuadros gripales severos en algunos empleados, e incluso personal administrativo, lo que mantiene prendidos los focos rojos. Lamentablemente la forma tan cerrada de operar de las fábricas evita que los directivos de las mismas aporten informes reales de lo que pasa en sus compañías, y al momento ningún representante de los industriales ha dado la cara para informar al respecto.
LOS CHISTES
Y como ya me cansé de comentar solo temas del coronavirus, y dado a que ante la pandemia no hay que perder el buen humor, aquí les van los clásicos chistes sabatinos. Un cazador viajó al África a un safari. Al no encontrar auxiliares para cargar su equipaje le ofreció bananos a un gorila y éste comprendió la oferta y alzó con las carpas, las armas, los alimentos y lo acompañó por todo el safari. Al cazador le salió más barato y con un excelente servicio. Total, cuando el cazador iba a iniciar su regreso se puso a pensar en las bondades de contar con el gorila para próximos safaris y decidió llevarlo a casa. Llegó a casa a altas horas de la noche, acomodó al gorila en el patio de la casa y entró a su habitación después de dos meses de ausencia. Al otro día, la señora del cazador se levanta temprano y le comenta a la muchacha del servicio llena de felicidad: “María, después de dos meses mi marido regresó y ¡qué regreso!: tres relaciones increíbles”.
A lo que la muchacha suspirando le refuta: “Eso no es nada, señora, el amigo que trajo me echó ocho ¡Y NI SIQUIERA SE QUITÓ EL ABRIGO!”.
LOS ABOGADOS SIEMPRE SERÁN CA…NIJOS
Un cura, un médico y un abogado estaban una mañana jugando al golf.
Quiso la suerte que delante de ellos estuviera jugando otro grupo de golfistas bastante lento, por lo que todo el rato tenían que estar esperando.
“¿Qué pasa con estos cabrones?”, se queja el abogado, “¡debemos de llevar esperando 15 minutos!”.
“No sé, ¡pero nunca he visto tanta ineptitud!”, interviene el médico.
“Aquí llega Luis, el pro del club”, informa el cura, “vamos a preguntarle…”.
“Hola Luis, oye, ¿qué pasa con ese grupo que va delante de nosotros?… Son un poquito lentos, ¿no?”.
“Oh sí… es un grupo de bomberos ciegos…”, contesta el jardinero, “perdieron la vista al intentar salvar de las llamas la sede de nuestro club el año pasado y en compensación, les dejamos jugar siempre gratis”.
El grupo se quedó callado un momento.
“Que triste”, dijo el cura, “rezaré una plegaria especial por ellos esta noche”.
“Yo intentaré contactar con un colega mío que es oftalmólogo para ver si se puede hacer algo por ellos”, añade el médico.
Y remata el abogado: “¿Y POR QUÉ CARAJOS NO JUEGAN DE NOCHE?”.
CRUELDAD
Están dos invidentes frente a la puerta de Catedral, cantando con sus guitarras una tristísima canción. En eso se acerca un tipo elegante y bien vestido y le dice a uno de ellos: “Buen hombre… le voy a dar algo para que no vuelva a cantar en su vida”.
El cieguito afortunado, emite un gruñido y su compañero interpretándolo como de satisfacción, le pregunta: “¿Qué te dio canijo, que te dio?”.
Y el afortunado responde, con voz apenas distinguible: “¡¡UN NAVAJAZO!!”.
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