Agencias.- El presidente Jair Bolsonaro visitó el domingo un mercado en los suburbios de la capital brasileña para insistir en la necesidad de mantener en funcionamiento la economía más grande de América Latina, en lugar de detener actividades para combatir la propagación del coronavirus.
Sin embargo, la campaña de redes sociales de la oficina de Bolsonaro «Brasil no puede parar» (#BrasilNaoPodeParar) fue prohibida el sábado por un juez federal y se topó con un aluvión de críticas de gobernadores de los estados, políticos, expertos en salud pública e incluso el propio ministro de Salud.
En Taguatinga, una barriada de Brasilia, Bolsonaro se detuvo en una bulliciosa plaza del mercado para hablar con un hombre que vendía brochetas de carne a la parrilla.
«Tenemos que trabajar. Hay muertes, pero eso depende de Dios, no podemos parar», dijo el hombre, según un video publicado en las cuentas del presidente en Facebook y Twitter. «Si no morimos de la enfermedad, moriremos de hambre».
Bolsonaro ha sostenido que los brasileños deben continuar trabajando para generar ingresos mientras toman precauciones para no infectarse con el coronavirus.
El presidente también cargó contra funcionarios estatales y municipales que implementaron fuertes bloqueos, cerraron negocios no esenciales y prohibieron las reuniones públicas, incluso en las iglesias, con el propósito de salvar vidas.
A pesar de los casos confirmados de Covid-19, la enfermedad respiratoria causada por el virus, que se triplicó en siete días a tres mil 904 el sábado, con 114 muertes hasta el momento, Bolsonaro ha seguido negando la gravedad de la enfermedad, calificándola de «un pequeño resfriado» que mataría solo a personas mayores.
«Lo siento, algunas personas morirán, morirán, así es la vida», dijo Bolsonaro en una entrevista televisiva.
La campaña en redes sociales «Brasil no puede parar», que sugiere a la mayoría de los brasileños que no hay necesidad de aislarse en casa, fue prohibida por la jueza Laura Bastos en Río de Janeiro a solicitud de fiscales federales.
La jueza dictaminó que no se podía alentar a los brasileños a abandonar el aislamiento de sus hogares y regresar a las calles sin que exista un plan nacional para combatir la pandemia.