Se convierte Nueva York en epicentro de la pandemia mundial

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Agencias.- Estados Unidos se convirtió en el mayor foco del mundo en la expansión del COVID-19 y Nueva York es su gran epicentro, en donde no se recuerda una situación tan calamitosa desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 pues los expertos prevén un impacto económico «catastrófico» de miles de millones de dólares.

El estado de Nueva York, el mayor foco de coronavirus en Estados Unidos, registra hasta este lunes 66,497 contagios de COVID-19 y 1,218 muertes, anunció el gobernador Andrew Cuomo en una rueda de prensa en un hospital de campaña con 2,500 camas que comenzará a operar hoy.

«En términos de número de casos, la curva sigue subiendo, con 6,984» más que ayer, dijo Cuomo desde el centro de convenciones Javits, que acogerá las nuevas instalaciones de emergencia.

El gobernador, que alabó el trabajo conjunto que están haciendo todos los hospitales del estado, detalló que en las últimas horas hubo 1,014 nuevas hospitalizaciones, elevando el número de pacientes en centros médicos a 9,500, de los cuales, 2,000 se encuentran en cuidados intensivos, lo que supone 315 más que ayer.

Cuomo también quiso destacar que un total de 4,000 personas fueron dadas de alta.

El país, principal foco de la enfermedad a nivel mundial, registra cerca de 150,000 casos de COVID-19, con Nueva York a la cabeza, seguido de Nueva Jersey con 13,386 casos, California con 6,266 y Michigan con 5,472.

Cuomo, que como ya se volvió habitual, se ha refugiado en el lenguaje bélico para abordar la crisis sanitaria, aseguró que no es el momento de politizar la situación.

«No a la politización, no al partidismo, no a la división, no hay tiempo para esto», dijo antes de subrayar: «Estamos en una situación realmente grave, es más importante que la política y el partidismo; y si hay división, el virus nos ganará. Si hay un momento para la unidad, amigos, es este».

A pesar de los malos datos, Cuomo también apuntó que, aunque el número de casos sigue subiendo, el ritmo al que crecen se está ralentizando y el registro de infectados pasó de duplicarse cada dos días a tardar seis jornadas en hacerlo.

El gobernador también advirtió de que el precio de los respiradores subió desde los 20,000 dólares la unidad, antes de la crisis, hasta los 50,000 dólares, a lo que está contribuyendo, según reprochó, el hecho de que todos los estados, los hospitales y la administración federal están intentando comprar los mismos aparatos de los mismos proveedores.

Asimismo, resaltó la importancia de acumular suministros para cuando llegue el pico de contagiados por COVID-19, para «prepararse para la batalla».

«Si esperas a que la tormenta golpee es muy tarde, hay que prepararse antes de que golpee y, en este caso, la tormenta será cuando se produzca el pico (de contagios)», dijo antes de advertir de que no tenía «la bola de cristal» para saber cuando ocurrirá.

Antes de su rueda de prensa habitual, Cuomo participó en la recepción del buque médico militar Comfort que arribó a puerto esta mañana con la misión de aliviar la presión sobre los hospitales locales, con 750 camas que atenderán a pacientes sin coronavirus.

LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS 

 

El director de los presupuestos estatales de Nueva York, Robert Mujica, ya anunció que la crisis del coronavirus supondrá al Gobierno estatal una reducción de sus ingresos fiscales de 15,000 millones de dólares, lo que afectará al monto total de los presupuestos que antes de la crisis se fijaron en 178,000 millones.

Pero para la economista Nicole Gelinas a eso hay que añadirle otras pérdidas que sufrirá la Gran Manzana, «cuya economía produce en torno a 1.5 billones de dólares en ingresos personales cada año, y si se va a perder en torno a un 10 % de esa cantidad, esto podría suponer 150,000 millones» de dólares más en pérdidas.

«Unas 800,000 personas trabajan (en Nueva York) en los hoteles, los restaurantes y los comercios al por menor. Por lo que, siendo conservadora, hemos podido haber perdido más de la mitad de esos trabajos, potencialmente se trata de medio millón de trabajos perdidos, lo que significa más del doble de los que se perdieron tras el 11S», dice Gelinas.

Otra diferencia que Gelinas apunta, entre la actual crisis y la del 11S, es que entonces «la gente quería salir a comer, a Broadway y a apoyar a la ciudad y un gran número de turistas de todos el país y del mundo entero vino a Nueva York para disfrutar de la ciudad. Pero ahora, la gran mayoría de los sectores de la economía están simplemente cerrados».

Estas pérdidas se dan en un contexto en el que, según varias encuestas, en torno al 40 % de la población asegura que no puede hacer frente a un gasto extraordinario de 400 dólares sin endeudarse.

«El seguro por desempleo en Nueva York es de 500 dólares a la semana, lo que significa que esto no va a sustituir la mayoría de los ingresos que vienen a ser de unos 25,000 dólares al año», agrega Gelinas, que considera que el cheque de 1,200 dólares que ha prometido el Gobierno federal para las personas con ingresos inferiores a 75,000 dólares anuales tampoco será suficiente.

Además, apunta que si bien grandes compañías como Walmart y Amazon están contratando a más gente por el aumento de los pedidos a través de internet como consecuencia del confinamiento, las pequeñas y medianas empresas de la ciudad son las que más van a sufrir la crisis

«Estas son las que realmente están atascadas luchando. Van a necesitar ayuda con el pago de sus alquileres porque muchas no poseen el lugar donde operan», agrega la analista, que insiste en que estas inyecciones tienen que hacerse o bien a través de condenación de impuestos o mediante «subsidios», porque «no van a ser capaces, en ningún momento, de devolver préstamos».

VOLATILIDAD EN WALL STREET 

 

Los mercados no han sido ajenos a la evolución de la pandemia e incluso el parqué de la Bolsa de Nueva York cerró el pasado lunes, permitiendo solo las operaciones electrónicas, que habitualmente ya son mayoritarias.

Pero en esta semana sin brokers, Wall Street acabó anotando ganancias semanales tras las fuertes caídas de la semana anterior. El Dow Jones sumó casi un 13 % semanal, el S&P 500 más de un 10 % y el Nasdaq un 9 %, pero los tres indicadores siguen en territorio bajista y han perdido más del 20 % de su valor desde los últimos récords.

La volatilidad carectiriza así a los mercados desde el inicio de esta crisis, sobre todo desde que el COVID-19 ha convertido a EU. en epicentro de la pandemia en el mundo.

Los efectos económicos ya están azotando al país, que la semana pasada registró un incremento histórico en las solicitudes de subsidio por desempleo, hasta 3.28 millones, reflejo de los despidos provocados por los cierres de centros comerciales, restaurantes, parques de ocio, teatros y una caída enorme de los viajes, especialmente en avión.

LA FED Y EL MAYOR PLAN DE ESTÍMULO 

 

En este contexto, la Reserva Federal decidió a principios de semana adquirir un monto ilimitado de bonos del Tesoro y títulos respaldados por hipotecas en una andanada de programas para sustentar los mercados financieros ante la crisis del COVID-19.

A todo ello no hay que olvidarse de ayer mismo, el presidente Donald Trump dio luz verde al mayor paquete de estímulo económico de la historia del país, por valor de más de 2 billones de dólares, con el objetivo de contener el impacto económico de la pandemia del coronavirus.

El plan de estímulo, que representa alrededor de un 10 % del producto interior bruto del país es el triple del puesto en práctica en 2009 tras el estallido de la crisis financiera, que ascendió a 700,000 millones de dólares.

La legislación incluye una partida de cerca de 250,000 millones de dólares que se reservarán para efectuar pagos directos a individuos y familias de 1,200 dólares para quienes tengan una renta de menos de 75,000 dólares al año más 500 dólares por cada menor de 17 años.

Asimismo, se disponen 350,000 millones en préstamos para pequeñas empresas y otros 250,000 millones para ampliar los beneficios por seguro de desempleo.

También otorga 150,000 millones de dólares para el apoyo a las autoridades locales y estatales, y otros 130,000 millones para reforzar el sistema sanitario, que en algunos lugares, como el estado de Nueva York, comienza a estar saturado.

 

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