Agencias.- La policía de Hong Kong disparó balines con pimienta y detuvo a 300 manifestantes, que junto con miles de personas protestaban airadamente el miércoles en las calles de la ciudad contra una nueva ley de seguridad nacional propuesta por China que ha encendido la alarma internacional.
En el centro del distrito financiero, la policía antidisturbios dispersó a la multitud y rodeó a grupos de decenas de manifestantes en otras partes de la ciudad semiautónoma, obligándoles a que se sentaran en la acera antes de proceder a registrarlos.
La fuerte presencia policial en torno al Consejo Legislativo disuadió a los manifestantes que planeaban interrumpir el debate de un proyecto de ley que tipificará como delito la falta de respeto al himno nacional chino.
Se espera que la ley sea promulgada el mes próximo.
Enfadados por lo que consideran una amenaza para sus libertades, personas de todas las edades salieron a la calle, algunas vestidas de negro, otras con ropa de oficina o uniformes escolares y otras escondiendo sus rostros bajo paraguas abiertos, en escenas que recordaban los disturbios que sacudieron Hong Kong el año pasado.
«Aunque en el fondo tengas miedo, tienes que reclamar», dijo Chang, de 29 años, una oficinista y manifestante vestida de negro con un casco con respirador y gafas en la mochila.
Muchas tiendas, sucursales bancarias y edificios de oficinas cerraron antes de tiempo. Se podía ver a decenas de personas acorraladas por la policía antidisturbios y obligadas a sentarse en el pavimento.
Las protestas se reanudaron en las calles de Hong Kong después de que Pekín propuso una nueva ley de seguridad nacional para hacer frente a la secesión, la subversión y las actividades terroristas. El nuevo marco legal podrían hacer que organismos de inteligencia chinos establezcan sedes en la ciudad semiautónoma.
La medida desencadenó el domingo los primeros disturbios de gran magnitud en las calles de Hong Kong en meses y la policía disparó gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a los manifestantes.
Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Canadá y otros países han expresado su preocupación por la legislación, que algunos consideran un punto de inflexión para la ciudad, uno de los principales centros financieros del mundo.
Sin embargo, las autoridades chinas y el Gobierno de Hong Kong, respaldado por Pekín, afirman que no hay ninguna amenaza para el alto grado de autonomía de la ciudad y que la nueva ley de seguridad tendría aplicaciones específicas.
«Es para la estabilidad a largo plazo de Hong Kong y China, no afectará a la libertad de reunión y de expresión y no afectará a la condición de la ciudad como centro financiero», dijo a los periodistas el secretario principal de Hong Kong, Matthew Cheung.
El presidente estadounidense, Donald Trump, que ha retomado las disputas con Pekín por el comercio exterior y la gestión de la pandemia de coronavirus, dijo el martes que Estados Unidos anunciaría esta semana una contundente respuesta a la nueva legislación.
China respondió diciendo que tomaría las medidas necesarias para contrarrestar cualquier injerencia extranjera.