Por Ramón Durón Ruíz (†)
Había en Güémez un experimentado cazador, Don Austuriano, que sacaba fiado e
l mandado en el tendajo de Don Cleofas, pagando con las pieles que él mismo curtía de los animales que cazaba.
Cierto día llegó al negocio y después de los saludos de rigor, empezó a pedir al tendero:
— Me das cuatro cuadernos, un par de tenis, dos uniformes pa’ la primaria, una mochila, un par de zapatos negros… –y así fue solicitando a Don Cleofas, uno a uno los artículos que requería, pasando por el mandado de la casa y no podía faltar, un litro de mezcal de San Carlos, pa’ enjuagar su garganta.
Una vez que el abarrotero hubo cumplido con la amplia lista de útiles escolares y víveres, Don Austuriano empezó a guardarlas cuidadosamente en dos grandes bolsas de nylon; al mismo tiempo que Don Cleofas anotaba y sumaba meticulosamente en su cuaderno, artículo por artículo para hacer la cuenta:
— Son $2,000 –dijo el tendero volviéndose a instalar el lápiz en la oreja derecha.
— Ahí anótamelos en la cuenta –respondió Austuriano.
— ¡Claro que no cabrón!, tiene seis meses que no me abonas lo que debes, ya ni siquiera me has traído cueros curtidos de los animales que cazas.
— ¡Cleofas!, tú bien sabes que con esta situación que estamos viviendo de la pandemia, no he podido salir de cacería, pero una vez que pase te traigo la paga.
— ¡Pues no te llevas nada hasta que me abones! –exclamó enérgico Don Cleofas.
— No seas así, sabes que no soy mala paga; hoy mismo salgo de cacería, pa’ matar algunos animales e inmediatamente vuelvo a traerte cueros curtidos.
— Bueno, está bien –aceptó a regañadientes el abarrotero, despidiéndose amistosamente del acendrado cazador, mismo que partió a pie rumbo al ejido.
El día languidecía haciendo de la despedida del astro rey, una tarde espectacular, ocasión que Austuriano aprovechó para quitar el olote de la botella de vidrio y gozar de unos tragos del exquisito mezcal de San Carlos. De repente en el monte empezó a sonar como sinfonía, un aulladero interminable de coyotes: “aaaauuuuu, aaauuuuuuu, aaaaauuuuuuuuu” –el diestro cazador, escuchando tal concordancia animal, sólo pudo exclamar: — Hijos de la tiznada, si supieran que… ¡Ya los tengo comprometidos!
Bueno, po’s igual le pasa a este viejo Filósofo: Esta bien comprometido en el trabajo de la cultura popular de nuestra tierra, en el rescate de la tradición oral y la sabiduría que anida en las abuelas y los viejos de Güémez, sabios por derecho propio, ellos son una escuela ambulante de humildad y de vida, un manantial inagotable de sapiencia en la que abrevo y aprendo cosas como:
“1. HOY, participa con amor en la fiesta de la vida: ‘ve las cosas comunes con los ojos del cuerpo, las extraordinarias… con los ojos del alma’.
- Asimila la sabiduría de vivir con amor… te conecta con la fuente de tu bienestar.
- Atiende a tu familia HOY que ellos te solicitan… pero tú los necesitas más.
- HOY, Dios tiene un plan amorosamente enorme para ti… ¡Confía!
- Tu energía y tiempo son tan valiosos como para que los desperdicies en el odio, la crítica, el resentimiento o para andar de malas.
- Toma tus problemas sabiendo que no son tuyos y arrójalos al aire; después abre tu alma para que entren los cientos de milagros que la vida tiene para ti.
- No hay matrimonio ni relaciones perfectas, los hay sí, saludables; saludables significa no la ausencia de problemas, sino que tengas la sensibilidad, el amor y la habilidad de saber manejarlos.
- Recuerda la temporalidad de la vida, disfruta cada instante del día, comparte el gozo de vivir.
- Imagina que vas a la playa y se te pide que tomes un recipiente y recojas agua de mar. Metafóricamente el mar es la abundancia de bienes que el universo tiene para ti, el recipiente es la porción que tomas del mismo. ¿Cuál es el tamaño de tu recipiente?, un vaso, un baño, una pipa, entre más chico es el recipiente, más pequeña es tu capacidad para aceptar la abundancia de bienes que el universo tiene para ti.
- Recuerda una cosa: haz sido creado de forma maravillosa, eres la manifestación más perfecta del amor, deléitate con el milagro de la vida.
- ¡Nadie, absolutamente nadie… ¡está vivo para fracasar!”
- El amor te ha sido revelado, recuerda que Dios está ¡CONTIGO NO CONTRA TI!