La situación económica ha sido un factor preponderante el cual ha disparado la violencia intrafamiliar durante la pandemia por lo cual el albergue con que cuenta el DIF Tamaulipas para las mujeres víctimas de la violencia se encuentra lleno.
El albergue tiene una capacidad para atender a 30 mujeres y desde hace cuatro meses está saturado debido a la cantidad de casos presentados.
Guadalupe Vargas, tiene 33 años, tres hijos, es originaria del municipio de Padilla, es trabajadora doméstica y hace galletas para completar el gasto.
María López, tiene 28 años, dos hijos, es originaria del municipio de Victoria, es secretaría y además vende ropa para cubrir los gastos.
Aparentemente son diferentes; sin embargo, algo tienen en común el ser víctima de la violencia no únicamente en contra de ellas sino también de sus hijos.
Cansada de los gritos, insultos, humillaciones, golpes Lupita Vargas tomo la decisión y valor para salirse de la casa y con ella llevarse a sus hijos.
“Me salí casi con lo que traía puesto. Ya no podía aguantar más esa situación de humillaciones, gritos y hasta golpes así que me arme de valor para largarme con todo e hijos. Eche en una maleta y una mochila la ropa de mis hijos y nos salimos”.
“Como toda pareja teníamos nuestros problemas pero a raíz de que el perdió el trabajo y que los trabajos son de dos o tres días a la semana mi esposo se tornó violento, empezó a tomar. Entendía su enojo frustración por no tener trabajo dinero”, mencionó.
Añadió que su salario como trabajadora doméstica tampoco le alcanza para sostener a la familia aún cuando en las casas en que trabajaba le regalaban ropa, calzado para sus hijos o que cuando podía hacia hojarascas para vender. “Pero a veces no vendía y salía perdiendo o bien nos las acabamos poniendo”, dijo.
“Si me gustaría que se arreglaran las cosas pero creo que no tienen remedio se sigue emborrachando y ya se ha olvidado de sus hijos”.
También María López decidió irse con sus dos hijos al refugio para víctimas del maltrato.
“El trabajaba en la maquiladora primero le bajaron el sueldo, luego hubo recorte de personal y lo despidieron. A mí también me bajaron en el sueldo en la empresa en donde trabajo entonces el ingreso ya no alcanzaba para el sostenimiento de la casa”.
Y contó:”Eran gritos e insultos porque no había dinero para arreglar el carro que se descompuso o ponerle gasolina. Groserías y humillaciones pues solo había arroz, frijoles y tortillas para comer. A mis hijos les guardaba carne molida para que pudieran comer un poco”.
Pero los problemas fueron creciendo y agravando. “Ya no aguantaba más en un par de ocasiones no puede ir a trabajar pues me dejo marcados los moretones de los golpes en la cara y los brazos”.
“Yo creo que ninguna mujer quiere el tener que salir de su casa, el llevarse a los hijos hacer otra vida. Pero es que eso tampoco era vida y hay que empezar otra vida”.
“Ya estamos separados. Si me ayuda o no con mis hijos no me importa. Yo creo que echándole ganas trabajando duro yo sola puedo sacar adelante a mis hijos estoy decida a ello a cambio de no seguir sufriendo más violencia. Para que mis hijos no vean como un hombre destruye su madre”, puntualizó.
Omehira López Reyna, directora del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia en Tamaulipas, señaló que no únicamente el deterioro en la relación de pareja lo cual ha generado la violencia intrafamiliar, sino que ahora está prevaleciendo el factor económico.
Sostuvo que la violencia no es únicamente en contra de la mujer sino también en contra de los hijos, el torno familiar.
Es por ello que al albergue las mujeres no llegan solas sino acompañadas por sus hijos y es que los menores son también victimas de esa violencia.
Ante ello es que se han hecho modificaciones al Refugio de las Mujeres Maltratadas a fin de poder prestar atención a los niños, por lo cual se ha tenido que disponer de más camas, elaborar más alimentos y otras medidas para apoyar.
Ante esto es que se ha implementado un programa de atención, contención, reacción inmediata y prevención ante los aumentos de casos de violencia intrafamiliar.
En ese sentido, indicó que una de las prioridades es que los hijos puedan tener un mejor entorno en el cual se puedan desarrollar así como recibir terapia.
Omehira López señaló que ante ello hay contrastes y si hay parejas, matrimonios los cuales si se han podido consolidar que han tenido capacidad de entender la problemática y saberla manejara decuadamente.