Supremacismo blanco está creciendo en Estados Unidos, advierten

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Agencias.- Las imágenes del video son escalofriantes. Un joven de 17 años, miembro de un grupo de supremacistas blancos, corre por las calles de Kenosha (Wisconsin, EU) con un rifle semiautomático AR-15, alguien le lanza lo que parece ser una bolsa de plástico, se da la vuelta y se oyen unos disparos.

La escena se produce en medio de las protestas por la justicia racial que han hecho retumbar Kenosha desde que hace una semana un policía blanco disparó siete veces por la espalda al afroamericano Jacob Blake, que ha quedado paralizado de cintura para abajo.

Las manifestaciones han atraído a una amalgama de milicianos, paramilitares y supremacistas blancos como Kyle Rittenhouse, quien el martes disparó contra tres personas y acabó con la vida de dos de ellas.

“Acabo de disparar a alguien”, se oye decir a Rittenhouse en un video difundido recientemente. Está al teléfono con alguien mientras un cuerpo yace en el suelo.

Sale corriendo, los manifestantes le persiguen y él vuelve a disparar su rifle hasta que ve cuatro vehículos blindados de la policía. Entonces, levanta los brazos y un testigo se apresura a avisar a los agentes: “¡Eh, él les acaba de disparar! ¡Eh, este tipo les acaba de disparar!”.

La policía pasa de largo y nadie para a Rittenhouse, que sigue caminando. El jueves fue finalmente acusado de asesinato y ahora está en una cárcel del condado de Lake a la espera de juicio.

Lo vivido en Kenosha representa la peor pesadilla de analistas como Steven Gardiner, parte de Political Research Associates, un centro de pensamiento que estudia la extrema derecha estadounidense.

“Kenosha es, de hecho, lo que hemos estado temiendo todo el verano. Grandes emociones, facciones armadas y un departamento de policía de una pequeña ciudad que obviamente no puede manejar manifestaciones masivas noche tras noche. Es una receta para el desastre”, argumenta en declaraciones a la agencia  EFE.

Según Gardiner, ha habido un “enorme incremento” en la actividad de estos grupos que han visto una “oportunidad” en las protestas por la justicia racial de este verano.

En concreto, este año, se han producido al menos 497 agresiones de supremacistas blancos contra manifestantes del movimiento “Black Lives Matter” (Las vidas negras importan), según una base de datos de Alexander Reid Ross, profesor de la Universidad estatal de Portland, en Oregón.

 

Agresiones, intimidación y disparos

Ross comenzó a recolectar datos el 27 de mayo, dos días después de que un policía blanco asesinara en Minneapolis (Minnesota) al afroamericano George Floyd.

Hasta ahora, Ross ha documentado 387 incidentes de intimidación, lo que incluye insultos y amenazas con armas de fuego, así como 64 agresiones físicas de supremacistas blancos, quienes en 38 ocasiones usaron sus vehículos para arremeter contra activistas.

En nueve ocasiones, los supremacistas dispararon contra los manifestantes y acabaron matando a tres de ellos. Según Ross, lo peor se vivió esta semana en Kenosha con dos asesinatos.

“Ha habido un gran cambio en la forma en la que la extrema derecha se expresa. Ahora se oponen a la izquierda más abiertamente y de una forma más beligerante. Se han organizado para dar una especie de servicio paramilitar de apoyo a la policía”, explica a Efe Ross. Al respecto, destaca que los supremacistas se han adjudicado el papel de defensores de la policía como reacción al movimiento de la izquierda “Defund the Police” (Quite fondos a la Policía), que pide que se destine menos dinero a las fuerzas del orden.

 

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