«NUEVA CARAVANA SOSPECHOSA EN PLENO COVID»

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Dr. Jorge A. Lera Mejía

Después de vivir tiempos complicados en pleno cambio de la estafeta del gobierno federal, cuando en los meses de septiembre y octubre de 2018 el presidente Enrique Peña Nieto, se disponía tersamente entregar su mandato al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (en diciembre de ese año), arribó violentamente una caravana de cerca de 5 mil personas.

Aquella ocasión, fue reconocida como un auténtico ‘éxodo’ transmigrante, compuesto de personas, familias enteras, padres, abuelos y niños, de origen principalmente de Honduras, pero también ciudadanos del El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Desde esa época, se presentaron otros tres intentos de éxodos similares, pero que fueron reprimidos por el Instituto Nacional de Migración (INM) del nuevo gobierno, a petición expresa del presidente norteamericano Donald Trump, que en abril y mayo del 2019 amenazó abiertamente al gobierno de la 4T de imponer aranceles de un 5% mensual desde junio, hasta octubre, completando un arancel acumulado del 25% si México no paraba de lleno dichas caravanas.

Esta presión hasta la fecha a puesto en entredicho a la política de derechos humanos y de libre tránsito por nuestro país, que siempre se distinguió por la política de puertas abiertas. Incluso provocó la renuncia del entonces Director General del INM, el académico Dr. Tonatiuh Guillén.

Los resultados reales, fueron el retorno masivo de migrantes desde la línea fronteriza, la retención de más de 15 mil migrantes centroamericanos en las principales ciudades fronterizas del norte, un incremento paralelo de migrantes mexicanos indocumentados mexicanos en los últimos dos años por la política norteamericana de ‘deportaciones masivas’ con o sin justificar el estatus criminal de nuestros paisanos.

Lo más subrayable de este abrumador proceso, fue que México se convirtió de hecho, en una especie de ‘muro virtual’ a través de l desplazamiento de más de 40 mil integrantes de la Guardia Nacional, desde la frontera sur y norte del país, para el uso exclusivo de vigilancia migratoria en acuerdo con Estados Unidos (EUA) de vigilar versus amenaza arancelaria.

Este miércoles, nuevamente, y bajo una clara sospecha de dos factores que inducen reservas de aparentar ser una ‘genuina marcha, éxodo o caravana’, a ser más bien un movimiento político de tráfico de personas inducido por algunas personas desde los EUA para desestabilizar nuestro gobierno y convertir de nuevo a la ‘migración y el muro’ como pretexto para agredir a los mexicanos. A esto se suma la otra sospecha, es decir, es bastante ‘raro’, que en plena pandemia del Coronavirus Covid-19 aspiren a cruzar de forma ilegal las fronteras desde Guatemala.

Esto significa que ni la pandemia del Covid-19 no impidió que las cerca de 3 mil hasta 6 mil personas hayan conformado una nueva Caravana Migrante que partió este miércoles de la ciudad hondureña de San Pedro Sula en dirección a EUA.

Sin embargo, en esta ocasión, las autoridades migratorias guatemaltecas en coordinación con el INM de nuestro país, actuaron bajo una nueva estrategia de retener a los migrantes desde el momento mismo de cruzar la frontera de Guatemala.

Con el clausulado de hacer respetar las leyes de migración de Guatemala, y de traer consigo una prueba rápida de Covid-19, desde el pasado 18 de septiembre, Guatemala abrió sus fronteras, si bien las personas que vayan a estar más de 72 horas en el país deben presentar su prueba negativa de PCR de coronavirus o de antígeno.

No obstante, alrededor de 2 mil migrantes lograron el jueves romper el cerco policial de Guatemala y han entrado corriendo al país por la frontera de El Corinto sin pasar ningún tipo de control sanitario, tal como han confirmado desde el Instituto Guatemalteco de Migración.

En entrevistas de algunos hondureños, dieron a conocer que al igual que sucedió con la primera Caravana de 2018, la convocatoria se realizó a través de redes sociales y aunque en principio, iba a salir el 1 de octubre, se adelantó unas horas y partió desde este miércoles. Continúan explicando que al igual de la Caravana de 2018, los motivos para huir de Honduras siguen siendo exactamente los mismos, agravados con la crisis del coronavirus:  desempleo, falta de oportunidades, violencia endémica y miseria, que conducen a un viaje a la desesperada en busca del mal llamado ‘sueño americano’.

Sospechosamente, esta Caravana se produce un mes antes de las elecciones en EUA en las que Donald Trump aspira a un segundo mandato. Vale recordar que el presidente Trump criminalizó a los migrantes que en 2018 trataban de llegar en masa a su país llegando a insinuar que había terroristas en estos movimientos masivos de personas.

Pero claro está que ahora el muro se ha trasladado a la frontera con México, ya que las autoridades mexicanas no tiene intención de dejar circular libremente a los migrantes.

El INM desde el jueves y viernes movilizó a más de 500 agentes a la frontera con Guátemala (Río Suchiate) y ha recalcado su compromiso por una migración «segura, ordenada y regular en México como país de origen, tránsito y destino».

Este domingo trascendió, que más de 2 mil de los iniciales grupos migrantes ya fueron retenidos y retornados a la frontera de Guatemala con Honduras.

Se sabe que dos grupos de menos de 500 personas se fueron por las rutas más largas frontera con Tabasco. Otro grupo menos de 200 hondureños se diseminan por la ruta hacia Tapachula en el estado mexicano de Chiapas.

Ahora sin duda funciona mejor la coordinación entre las autoridades migratorias de los tres países. Recordando que México ha establecido acuerdos con los países hermanos del triangulo norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras) donde trascienden aportaciones del gobierno de México por más de 200 millones de dólares para fortalecer las economías regionales y amortiguar las futuras corrientes migratorias…

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