Agencias.- Investigadores españoles analizaron diferentes superficies y materiales dentro de hospitales, donde se alberga a pacientes con Covid-19, con el objetivo de desentrañar el enigma sobre la transmisión por aerosoles, pues en la actualidad la comunidad científica se ha polarizado en torno a este tema.
Científicos del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) fabricaron un dispositivo para detectar la presencia del SARS-CoV-2, en superficies en las que microgotas que emitimos al hablar, estornudar o toser, mejor conocidas como aerosoles, se mantiene contenidos.
Los creadores de “trampas Covid” aseguraron que el dispositivo fue adherido a diferentes superficies y materiales, oculto debajo de cajas con una rejilla protectora de plástico, para evitar así que el paciente o el personal sanitario del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (HCUVA) en Murcia, pudiera tocarlas.
De acuerdo a los autores del trabajo publicado en la revista “Science of Total Environment”, estas trampas fueron instaladas y probadas en los espacios en los que se mantiene a los enfermos divididos por cortinas en una habitación de hospital. Además fue probado en las repisas de las ventanas a más de un metro de distancia y por encima de la altura del doliente.
Tras analizar las muestras por tres días consecutivos, los investigadores del IMIB también estudiaron el exudado nasofaríngeo de las personas, es decir las secreciones de la parte superior de la garganta, identificando dos tipos de superficies que dieron positivo a la composición del SARS-CoV-2; el polipropileno que por su textura relativamente resbaladiza es utilizada en la elaboración de bisagras y en textiles, así como en zonas elaboradas con cristales.
Esteban Orenes Piñero, uno de los participantes dentro de este estudio, expresó que “este resultado demuestra que la capacidad de transmisión del virus mediante aerosoles es muy alta, ya que el aire de las habitaciones del Hospital de la Arrixaca -donde se llevó a cabo la investigación de campo- se renueva una vez por minuto”, aseguró.
“Pudimos observar la transmisión en esas dos superficies e inevitablemente fue por el aire, ya que ambas estaban incluidas en las trampas y nadie podía tocarlas”, agregó el experto.
Sin embargo, lo que más llamó la atención de los especialistas, es que sólo en uno de los seis boxes detectaron la propagación de aerosoles de un paciente en las superficies, el cual contaba con una alta carga viral y con gafas nasales -herramienta que se introduce por los orificios de la nariz a través de pequeñas cánulas, tubos de goma que permiten la dotación de oxígeno- mientras que otro paciente con la misma carga viral y sin este tipo de gafas no dio positivo en las superficies que estaban en su habitación.
“Al ser un estudio tan pequeño, estamos con la segunda parte del proyecto intentando ver si las gafas nasales podrían favorecer la formación de aerosoles y con eso la transmisión del virus”, mencionó Orenes Piñero.
Aunado a esto, el investigador expresó la relevancia de este trabajo, pues pese a que existían estudios previos en los que se analizaba la estabilidad de diferentes coronavirus en superficies, fueron generados de manera artificial, por lo que “este es el primer estudio en el que se detecta la presencia del Covid-19 en situaciones reales, no sólo en laboratorios”.
El especialista aseguró que estas trampas podrían servir como detectores precoces del nuevo coronavirus en superficies de espacios cerrados y públicos, como centros sanitarios y educativos, así como en zonas recreativas donde las actividades se llevan a cabo en interiores, “ahorrando muchas pruebas masivas”.