En una ocasión había seis ancianos sabios que no gozaban del don de la vista, siendo ciegos y empleando el sentido del tacto para experimentar y conocer las diferentes realidades, seres y objetos del mundo.
Ninguno de estos sabios había visto jamás un elefante, y tras conocer que su rey disponía de uno le solicitaron con humildad poder conocerlo.
El monarca decidió concederles su petición y los llevó ante el paquidermo, permitiendo que los ancianos se acercaran y lo tocaran.
Los sabios se aproximaron al animal y, uno por uno, tocaron al elefante con el fin de saber cómo era dicho ser.
El primero le tocó un colmillo, y consideró que el elefante era liso y agudo cual lanza.
El segundo sabio se aproximó y tocó la cola del elefante, respondiendo que en realidad era más bien como una cuerda.
El tercero entraría en contacto con la trompa, refiriendo que el animal se parecía más a una serpiente.
El cuarto indicaría que los demás debían estar errando, ya que tras tocar la rodilla del elefante llegó a la conclusión de que se trataba de algo semejante a un árbol.
El quinto lo desmintió al tocar la oreja del ser, valorando que se parecía a un abanico.
Por último el sexto sabio llegó a la conclusión de que en realidad el elefante era como una fuerte pared rugosa, al haber tocar su lomo.
Tras haber llegado a distintas conclusiones, los sabios empezaron a discutir respecto a quién poseía la verdad.
Dado que todos defendían sus posiciones con ahínco, recurrieron a la ayuda de un séptimo sabio el cual podía ver.
Este les hizo ver que en realidad todos ellos tenían parte de la razón, dado que habían estado describiendo una única parte del conjunto del animal, a la vez que aún sin equivocarse ninguno de ellos había podido conocerlo en su totalidad.
Esta historia nos habla de la necesidad de tener en cuenta que nuestro punto de vista no es el único que existe sobre la realidad: debemos valorar que las opiniones, creencias o conocimientos de otras personas pueden ser tan válidas y verdaderas como las nuestras, sin necesidad de que ninguno de los dos esté equivocado.
ELIGE CON CUIDADO A TUS AMIGOS…
Durante una broma, un estudiante pegó un papel en la espalda de su compañero de clase que decía ′′Soy estúpido» y pidió al resto de la clase que no se lo dijera al chico, así que los estudiantes comenzaron a reírse una y otra vez…
Más tarde comenzó la clase de matemáticas y su profesor escribió una pregunta difícil en el pizarrón.
Nadie pudo contestar excepto el chico con la pegatina.
En medio de las risitas para él inexplicables, caminó hacia el pizarrón y resolvió el problema.
El profesor pidió a la clase que aplaudiera y le dijo al joven:
′′Parece que no sabes del papel que uno de tus compañeros de clase ha pegado en tu espalda.»
Luego pidió que, quién le hubiese pegado el papel se lo retirara de la espalda.
Un chico sonriendo se levantó y, entre risitas, fue y se lo quitó.
-“Antes de que te castigue –dijo el profesor al muchacho- déjame decirte dos cosas:
Primero, a lo largo de tu vida, la gente te pondrá etiquetas con muchas palabras desagradables para frenar tu progreso.
Si tu compañero de clase hubiera sabido sobre el papel, no se habría levantado para responder a la pregunta.
Todo lo que tienes que hacer en la vida es ignorar las etiquetas que la gente te da y aprovechar cada oportunidad que tienes para aprender, crecer y mejorar a ti mismo.»
Segundo, tu joven –le dijo al que habían pegado el papel en la espalda– está claro que no tiene ningún amigo leal entre todos pues nadie te dijo de la pegatina.
No importa cuántos amigos tengas, es la lealtad que compartes con tus amigos lo que importa.
Si no tienes amigos que puedan defenderte a tus espaldas, que puedan cuidarte, protegerte y que realmente se preocupan por ti… ¡estás mejor solo!»
Elige a tus amigos con cuidado”.
NOTA:- Ayer fue 28 de enero, día de mí cumple.
Agradezco desde el fondo de mi corazón la felicitación de mi esposa, mis hijos y mis hermanos de amistad, conocidos con afecto y todos, todos los que me hicieron llegar sus parabienes.
Les mando un sincero abrazo.
CON LA VENIA DE MIS EDITORES, nos leeremos próximamente, Dios mediante, en CRÓNICA SEMANAL.
Por hoy, es todo.