Dr. Jorge A. Lera Mejía
Con la entrada de varios grupos de transmigrantes centroamericanos inscritos en el viejo esquema MPP «Quedate en México» a territorio estadounidense, el Gobierno de Joe Biden dio apertura y buen comienzo al desmantelamiento del programa por el que EE.UU. enviaba a peligrosas ciudades de la frontera norte de nuestro país.
Fueron por casi dos años, muchas personas, familias enteras quienes llegaron a México en busca de protección.
En forma conservadora, se estima que la medida puede beneficiar a hasta 26 mil personas que todavía tienen casos activos del MPP y que llevan meses esperando en albergues, campamentos de refugiados y casas particulares en el norte de México.
Se sabe que los jueces estadounidenses están atendiendo sus solicitudes de asilo.
Por la pandemia y la reacción negativa del ex presidente Donald Trump, se había paralizado los procesos y dejando a los migrantes en el limbo.
La recepción de solicitantes de asilo en Estados Unidos se puso en marcha el fin de semana del 20 de febrero, coincidiendo con el primer mes de Biden en la Casa Blanca.
El proceso comenzó el último viernes de febrero en la ciudad mexicana de Tijuana (Baja California), el punto de la frontera donde se empezó a implementar los MPP en enero de 2019, y en los siguientes días se extendió a la frontera texana de Matamoros con Brownsville, y posteriormente en la frontera de Ciudad Juárez (Chihuahua) con El Paso.
El gobierno federal desde Washington implementó una plataforma operada en coordinación con el Gobierno mexicano y la asistencia de las agencias de Naciones Unidas encargadas de la atención a migrantes y refugiados, ACNUR, y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Hasta la primera semana del mes de marzo, ya se suman más de mil personas que están cruzando al lado norteamericano. No es garantía que todos los atendidos aseguren su Visa humanitaria o Visa política, pero cada caso será atendido con seriedad en el entendido que se tomarán en cuenta los motivos de cada solicitud.
Si llegara a ser que no prospere la Visa de asilo, el gobierno norteamericano se compromete a apoyar el retorno hasta las ciudades de origen de los transmigrantes, lo que viene a quitar presión a las ciudades fronterizas mexicanas.
Esto ya de por si es una gran noticia y funda un nuevo optimismo ante las presiones migratorias.
Por otra parte, sigue caminando la oferta del gobierno de Joe Biden, para estudiar la posible regularización de más de 10 millones de migrantes mexicanos que tienen más de diez años esperando la oportunidad de ser reconocida su categoría de residente en los EE.UU.